¿Puede el novio ver a la novia antes del matrimonio?
Que los novios no se vean hasta la ceremonia es una costumbre que viene de tiempos remotos. ¿A qué hacía alusión? ¿Todavía se cumple en la actualidad? Si se han preguntado lo mismo más de una vez, no se pierdan el siguiente artículo.
Como ningún otro, la postura de anillos de matrimonio es un evento cargado de tradiciones, supersticiones, mitos y protocolos. Desde la entrega del anillo de compromiso para pedir la mano, hasta elevar las copas de novios para el primer brindis de recién casados.
¿Y qué hay con que el novio vea a su prometida antes de dar el “sí”? Aunque está costumbre se asocia con la mala suerte, lo cierto es que en los tiempos de hoy todo está permitido.
Orígenes de la tradición
Más allá de que el novio no viera a su prometida con el vestido puesto, la tradición indica que el hombre no podía ver a la mujer de ninguna forma antes del enlace. Ello, pues en la Edad Media los matrimonios se arreglaban con fines económicos y/o sociales. De hecho, las clases altas romanas planificaban las bodas incluso antes de que los involucrados nacieran, pues eran acuerdos de suma importancia para las respectivas familias.
Por lo tanto, con el propósito de que el novio no se arrepintiera y pudiera deshacer el pacto, es que se estilaba que los futuros marido y mujer no se encontraran hasta llegar al altar.
¿En qué consistía el matrimonio? La familia del novio le pagaba al padre de la novia una dote, pudiendo pagar con castillos, oro o tierras. Se firmaba un contrato por escrito y, en caso de no respetarse, se cobraban sanciones y multas multimillonarias.
Una vez que las niñas cumplían 12 años, ya estaban aptas para comenzar una vida conyugal. Los hombres, en cambio, se consideraban maduros para casarse a partir de los 14 años, que es cuando iniciaban su entrenamiento como guerreros.
Cómo evolucionó
A partir de los siglos XII y XIII, el matrimonio pasó a manos de la Iglesia Católica y, fue así, que en la Baja Edad Media se estableció como una institución eclesiástica. Es decir, pasó a ser un rito sacramental, que se fundamentaba en el consentimiento de ambos contrayentes. De este modo, los matrimonios impuestos quedaron atrás y, por lo tanto, que el novio no viera a la novia antes intercambiar anillos de oro -por si se arrepentía-, perdió su sentido original.
Eso sí, la tradición mutó y se asoció con un augurio de mala suerte. O sea, si el hombre se encontraba con la mujer con el vestido de novia puesto antes de casarse, se creía que el matrimonio estaría lleno desgracia.
Cuál es la tendencia hoy en día
Todavía muchas parejas respetan esta costumbre en la actualidad, principalmente, por mantener el factor sorpresa hasta el día en que se encuentren frente el altar. Y si bien es una costumbre romántica, por todo lo que implica mantener en misterio el vestido de novia estilo princesa, lo cierto es que cada vez más novios deciden romper con esta tradición.
¿Por qué motivo? Además de que las supersticiones ya son parte del pasado, las parejas modernas son más prácticas y, en vez de arrendar dos piezas de hotel, por ejemplo, decidan arreglarse en una sola o en la casa que comparten. De hecho, varios novios prefieren pasar la noche anterior a la boda juntos que separados. Por eso, así como algunos eligen no verse hasta la ceremonia para guardar la sorpresa, otros consideran más cómodo prepararse en el mismo lugar.
El primer encuentro
Si se trata de nuevas tendencias, hay una que está ganando cada vez más popularidad y que se conoce como first look. Si hasta hace un tiempo el primer encuentro entre los novios se producía en el altar, lo que propone el first look es que los futuros esposos se vean antes de la ceremonia, en una instancia íntima ideal para tomar fotos.
Es más, son cada vez más los fotógrafos que han incorporado este servicio en sus books, pues permite capturar las emociones de los novios en un escenario más tranquilo que en el matrimonio mismo. Por ejemplo, si bendecirán sus argollas de plata cerca del mediodía, pueden programar el first look para las 10 de la mañana en una plaza aledaña, o bien, citarse una hora antes en el mismo lugar donde se casarán.
Será la mejor instancia para retratar las primeras emociones de los contrayentes, así como los detalles del look. Desde el botonier del novio, hasta el tocado en el peinado recogido que lucirá la novia en su gran día. Lo mejor es que estarán solos con el fotógrafo, por lo que no habrá ninguna otra distracción.
Que los prometidos se vean antes con el vestido de novia o el traje de novio no les traerá mala suerte en ningún caso. Sin embargo, siempre sumará una dosis de emoción mantener el misterio hasta el final. Dependerá de lo que quiera cada pareja, aunque el first look puede ser una buena forma de actualizar la tradición. Y es que no hay nada mejor que ir readaptando las viejas costumbres, tal como ha ocurrido con la torta de matrimonio, el vals de los novios y la recaudación de dinero, entre muchas más.