El matrimonio de Abel y Susana en Cauquenes, Cauquenes
En la playa Verano Blanco 5 profesionales
A&S
07 Mar, 2020La crónica de nuestro matrimonio
El día 7 de marzo fue el preciso día para casarnos, el lugar, el paisaje, la música nuestros invitados fueron realmente precisos para poder disfrutar nuestra alegría y emoción por nuestra unión.
Comenzamos a planificar nuestro matrimonio en enero, luego que gracias a esta página pudimos ver el precioso lugar, Cabañas Rió Chovellen, y sin duda ninguna foto le podría hacer justicia al paisaje, las instalaciones y por sobre todo a la calidez de José su dueño, fuimos a visitarlo y quedamos encantados.
Gran parte de los preparativos fueron nuestra responsabilidad, queríamos algo cálido, significativo y que no perdiera el real sentido que siempre fue disfrutar nuestro día con los nuestros. Muchos de nuestros amigos nos ayudaron y entre grullas, arpilleras y traslado de cosas llegó el gran día.
Nos fuimos hasta las cabañas el día anterior, pretendíamos salir a mediodía y disfrutar el día, logramos partir tipo 21:00, corrimos tanto ese día y con mil y un chascarros. Luego fuimos a buscar a dos de nuestros padrinos que venían de viña en una travesía a ciegas hasta Curanipe, debemos habernos dormido a las 2 de la mañana y temprano nos levantamos todos a ordenar mi único capricho, las 1.000 grullas que jamás dejaré de agradecer a mis amigas.
Seguir leyendo »La mañana se esfumó entre las últimas cosas que debíamos preparar, nuestro matrimonio era a las 19:00 y de un momento a otro esa hora llegó.
Ansiosa esperábamos cada uno en una cabaña diferente, yo lo único que quería era que todo comenzará pronto, recuerdo y me sonrió. Algunos de nuestros amigos venían recién llegando, y faltaba algo muy importante mi Ramo, lo traía mi otra madrina.
Y llegó el ramo, y comenzó la música y salí, al encuentro con mi pololo por siempre, quien me esperaba al inicio de una larga escalera que debíamos bajar. Ambos nerviosos y emocionados. Al final de ella, nos esperaban todos, adoramos verlos a todos ahí, vestidos de blanco, radiantes tan novios y felices como nosotros.
Qué lindo es cuando las personas comparten nuestras alegrías como si fueran propias.
Antes de caminar juntos hacia el altar, honramos a la mamá de Abel y a mi papá por que desde su cielos nos hacían falta y extrañábamos tenerlos físicamente ahí, los llamamos e hicimos presente para que nos acompañaran.
La ceremonia a orilla del río contó con la voz preciosa de Charly, amigo de un amigo que también ya partió y fue aún más emocionante. Participaron mis sobrinos pequeños, el mayor nos trajo los anillos, y mi hermana menor leyó esa lectura que siempre me recuerda a mi papá, que dice que el amor es paciente, Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Después de la ceremonia, nos sacaron fotografías, participamos del cóctel y luego la rica cena, que disfruté, pero entre el nerviosismo por las sorpresas que le tenía a mi marido me faltó saborear más.
Al final la primera sorprendida fui yo, apareció un joven saxofonista que amenizó la cena y le dio aún más calidez a la noche. Después vino mi turno, video sorpresa y mi canto que parece que me salió lindo por que emocioné a mi marido y a muchos más.
Chao tacos, bienvenidas zapatillas, queríamos baile y así fue, bailamos primero nosotros salsa dominicana en honor al país de mi amor y luego todos a la pista, dancé con gusto, con mi amor, con mis sobrinos, con mis amigos y familia, la música era precisa, incluso mi mamá y sus hermanos bailaron rock and roll.
¿Y saben quien recogió el ramo? Mi mamá lo pelió con un amiga, ja, ja, ja y es muy competitiva y aclara hasta el día de hoy que ella atrapó el tallo y mi amiga solo una florcitas, terminó con su mini ramo.
Fue un gran día. Fue una linda noche. Un preciso y precioso compartir.
Algunos invitados resistieron hasta el amanecer y yo aunque amo ver aclarar la noche, como mujer casada y abnegada debía irme a dormir, naaa como mujer exhausta y con la adrenalina ya descendida, el cansancio se apoderó de mí. Fui a buscar a mi marido que fue por una chaqueta y estaba durmiendo solo 10 minutos y me rendí, lo acompañé.
Amamos nuestro día, hoy meses después sonreímos, aún lo recordamos y decimos nos alcanzamos a casar. Nuestros amigos también sonríen y agradecen el último evento 2020 antes de la pandemia. ¡Lo dimos todo!
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