El matrimonio de Alejandro y Macarena en Talcahuano, Concepción

Luego del almuerzo pasamos al vals, no nos salió muy bien, pero salió lindo y muchos amigos y familiares también se pusieron a bailar.

Apenas terminó el vals, comenzó la música y el bailoteo, llegaron las carretillas con cerveza y comenzó el carrete.

Por el calor, no todos bailaron al principio pero se dio la instancia en que todos compartieron, se conocieron, se tiraron en el pasto, todos estaban muy agradados.

Una vez que disminuyó el calor y hubo más sombrita, hicimos lo del ramo. En vez de liga mi marido tiró una pelota... eso resultó muy bueno.

Luego repartimos el cotillón junto a la animadora y comenzó el baile entretenido en el que participó casi toda la gente y después ya no paramos de bailar. Hicimos un alto para partir la torta en el salón, nos sentamos de nuevo cambiándonos de mesa y compartiendo con otras personas y nos sirvieron café (aunque siempre hubo un mesón con café, té, galletas, etc.)

Después siguió el baile, churrasquitos y papas en cono que me encantaron.

Hacia el fin de la fiesta no quise consomé y nuestro banquetero me propuso cambiarlo por choclos asados. Fue la mejor idea.

Nadie quería irse y nosotros tampoco. Fue una fiesta muy larga, de 1 y media hasta la 1 am. Casi 12 horas de carrete memorables, quedé muy contenta. No todo salió perfecto pero creo que mucho mejor de lo esperado. Nos queda un hermoso recuerdo.