El matrimonio de Alejandro y Sofía en Rancagua, Cachapoal

La crónica de nuestro matrimonio

El día de mi matrimonio partió con nosotros corriendo de un lado a otro, revisando los últimos detalles y pendientes. A eso de las 2 p. m. nos fuimos al salón de eventos y comenzamos a arreglarnos para el gran momento.

La preparación fue divertida y hasta ese entonces estábamos muy tranquilos jajaja. Pero cuando ya empezó a llegar la gente, los nervios llegaron. Miraba por la ventana y veía a mi novio recibir a los invitados y me ponía cada vez más nerviosa...

¡Cuando me llamaron para salir, sentí que no podía respirar jajaja! Nunca había estado tan nerviosa en la vida. Llegué al altar y seguía muy nerviosa, hasta el final de la ceremonia. Después ya me relajé y comencé a disfrutar del gran día.

Toda la gente está ahí por los novios, es una sensación muy rica, como que todos te entregan mucho amor ese día, es hermoso. Luego ya vino la fiesta y solo fue disfrutar y disfrutar. Nuestros invitados disfrutaron y se fueron muy contentos.