El matrimonio de Antonio y Natalia en Antofagasta, Antofagasta
En la playa Verano Morado 8 profesionales
A&N
09 Feb, 2019La crónica de nuestro matrimonio
El día anterior a nuestro matrimonio viajamos desde Calama a Antofagasta, mi amor, mi hermana, y yo, ya que en Antofagasta se llevaría a cabo nuestro GD. El resto de mi familia lo haría más tarde por asuntos de trabajo, además porque tenían que llevar los arreglos florales y mi ramo de novia que una muy querida amiga nos lo hizo como regalo.
Mi familia y yo nos alojamos en un departamento que arrendaron ellos. Antonio se quedó en la casa de su mamá por disposición mía, no sé, quise pasáramos esa noche separados, aun cuando ya estábamos casados legalmente, sin embargo, lo quise así ante lo cual Antonio no se negó a mi petición.
Esa última noche previa a nuestro matrimonio estuvimos compartiendo en el departamento: Antonio, mi hermana, su pololo y yo, conversando sobre cómo nos conocimos, como conoció a mis padres, a parte Antonio le daba tips al pololo de mi hermana de que debía hacer para ganarse al "suegro"... fue muy cómico. Posterior mi amor se fue tarde a la casa de su mamá y no nos veríamos hasta la hora de nuestra ceremonia religiosa, fue rara la sensación, era como cuando pololeábamos y él me iba a dejar a mi casa, en un instante volví a ser "soltera".
Seguir leyendo »Esa noche del viernes dormí muy tranquila, cero nervios, a diferencia de lo que pensé que sería, imaginé que iba a andar neura por todo, pero me equivoqué... Las horas del día sábado del 09 de febrero pasaron muy rápidas, no me di cuenta cuando eran las 14:00hrs y tenía que llevar a mi mamá al salón que arrendamos para la fiesta, porque quería cerciorarse que los arreglos florales estaban bien acomodados en las respectivas mesas, como se lo había indicado mi amiga. Cuando llegamos al salón, en ese momento al ver todo lo que estaban preparando comenzaron a surgir los nervios en mí, no porque estuvieran haciendo mal su trabajo las personas de la banquetearía, todo lo contrario, era por ver todo lo que habíamos soñado con Antonio meses antes a nuestro matrimonio, se estaba concretando.
Posterior a la ida del salón llegué corriendo al departamento a buscar mis cosas que tenía que llevar al hotel Antofagasta, ya que ese sería el lugar en donde me iba a preparar junto a mi mamá, hermana y ahijada. Estando en el hotel todos mis nervios se disiparon y todo volvió a la calma.
Estaba agendado que la peluquera llegaría a las 16:00hrs. al hotel, lo cual no fue así, tuvo un imprevisto, lo que llevó a que se retrasara alrededor de 45 minutos por lo que mi amiga, que me maquilló, aprovechó ese tiempo y comenzó hacer su trabajo mientras esperábamos a la peluquera, en esos momentos me doy cuenta que no había traído los zapatos que iba usar para la ceremonia. Antonio los tenía en casa de su mamá por lo que tuve que llamarlo y pedirle que se los pasara a su padrastro para que los trajera cuando me viniera a buscar al hotel…
Al pasar los minutos no sé porque surgió el tema de lo celoso y aprensivo que es mi papá con nuestros pololos, nos reíamos de los varios chascarros que pasó Antonio en tiempos del pololeo, hasta que mi papá lo aceptara como yerno, creo que fue toda una prueba para mi amorcito.
A la llegada de mi papá al hotel, mi hermana me estaba ayudando a colocar mi vestido, pude observar en sus ojos emoción y sorpresa al verme de novia. Él no dijo nada, ya que él no está acostumbrado a expresar mucho sus emociones, yo en cambió tuve que contener las lágrimas para que no se corriera mi maquillaje.
Al bajar a la entrada del hotel, me llevé una linda sorpresa al ver el auto que me trasladaría al salón: estaba decorado con unos muñequitos tejidos por la tía de mi amorcito, eran Goku y Milk (mi esposo es fan a morir de Dragón Ball), además tenía unos dibujos hechos por mi cuñada, también de Goku y Milk... Me encantó el bello detalle que nos regalaron.
La hora fijada para nuestra ceremonia religiosa era las 19:00, la cual se llevaría a cabo a orilla de una playa que está afuera del salón que arrendamos, en donde sería la fiesta. Siempre quise que mi matrimonio fuera al aire libre y esta opción era lo que más se acercaba a ello.
Camino a la ceremonia me llama Antonio a mi celular, lo cual me sorprendió y a la vez me asustó: el motivo era para avisar que había un atraso con la persona que guiaría nuestra ceremonia, por lo que teníamos que hacer hora hasta la llegada de él. Al cabo de varios minutos me llama la banquetera avisando que había llegado la persona y que nos pusiéramos en camino.
A la llegada del salón yo estaba feliz, la sonrisa nadie me la despegaba, no podía creer que había llegado nuestro gran día y que me estaba acompañando al altar mi papito, así como tantas veces lo había imaginado. Ahí en el altar estaba Antonio, mi amor, mi amigo, mi compañero, mi partner esperando recibirme, noté que estaba nervioso; yo, a diferencia de él, tranquila disfrutando de ese momento especial, viendo a todos nuestros invitados: nuestras familias y amigos.
La ceremonia me encantó: todo lo que dijo el sacerdote, los tiempos, la posibilidad que nos dio el sacerdote para poder hablar, de expresar lo que estábamos sintiendo en ese momento (yo me emocioné al estar hablando), también hablaron nuestros padres y algunos amigos. Sin embargo, lo que más me gustó fue al final de nuestra ceremonia, el sacerdote pidió que nuestros padres y padrinos nos entregaran la bendición, todos extendieron sus manos sobres nosotros, en ese momento cerré mis ojos y pude ver y sentir la presencia de mi abuelo materno ya fallecido. En ese momento no pude contener mis lágrimas, cayendo varias de ellas por mis mejillas incluso ahora que escribo la crónica vuelvo a llorar de la emoción, siento que fue un momento muy mágico y especial. Al finalizar la ceremonia caminamos con mi amorcito por la alfombra roja mientras los invitados nos lanzaron el confeti de papeles de colores y burbujas, momento de máxima felicidad. Posteriormente aprovechando el lugar de nuestra ceremonia y el atardecer maravilloso que nos pilló nos sacamos muchas fotos para el recuerdo.
En la recepción tuvimos un cóctel exquisito e hicimos la entrada triunfal como recién casados al local mientras tocaban de fondo la canción de Queen, todos los invitados aplaudían y hacían bulla por nuestra llegada, fue muy genial.
Abrimos la pista de baile con el vals de los novios Danubio Azul, fue un momento muy especial. No recuerdo de que hablamos mientras bailamos, sí recuerdo que nos reíamos mucho, después continué bailando con mi papito que también fue un momento mágico para él y para mí. Mientras bailaba Antonio con mi mamá, continué bailando con mi suegro y Antonio con su mamá, después se generó una situación especial, porque los papás de Antonio no iban a bailar el vals ya que están separados hace varios años, aun cuando tienen buena relación lo iban a evitar. Sin embargo, en forma espontánea terminaron bailando y a todos nos llamó la atención, saliendo aplausos y una que otra risa al respecto.
Al finalizar nuestro vals, dimos inició a la cena en donde se realizaron los discursos correspondientes: nuestros padres, 2 amigos, mi cuñada y al finalizar nosotros por separado, ninguno de los 2 habían ensayado un discurso por lo que todo fue espontáneo e improvisado, yo al iniciar mi discurso no pensé que mis palabras podrían malinterpretarse, pero así fue… estas fueron mis palabras: “Primero que nada quisiera dar gracias a Dios porque a Antonio me lo puso 2 veces”. Todos los invitaron estallaron en risas y comenzaron a molestar a Antonio quién también hizo chiste al respecto, sin embargo, mi idea era expresar que con Antonio nos conocíamos hace varios años, pero yo no enganché con él hasta 4 años después que coincidimos en la fiesta de la empresa en la que trabajamos, en donde comenzamos nuestra relación. Fue una situación muy chistosa para recordar, al finalizar mi discurso le indiqué a Antonio que a pesar de todo, “No sueltes mi mano”, después proyectaron el video pre boda que nos preparó Sebastián, que en más de un momento nos emocionamos todos.
La cena estaba exquisita y abundante, lo cual fue una grata sorpresa para nosotros porque no alcanzamos a hacer degustación de la cena antes de la fiesta, por lo que no habíamos visto los platos ni el sabor que tendrían. En un momento de la cena mi querida amiga Daniela le cantó a Antonio la canción de Laura Pausini “Quiero decirte que te amo”, como regalo de mi parte, fue un momento de sorpresa, ya que él ni los invitados sabían que le había preparado esto. Ya terminada la cena el maestro de ceremonia nos invitó a participar junto a Antonio al juego del zapato, para saber en cuanto podíamos coincidir, mientras el animador nos realizaba distintas preguntas debíamos levantar el zapato de Antonio o el mío indicando a quien de los 2 estaba describiendo, fue un momento muy entretenido y alegre, nos reímos mucho. Luego de finalizada esta dinámica, hicimos las fotos protocolares con nuestras familias, padrinos y pajes, después fueron las fotos por mesa; una foto serios y la otra chistosa, algunas salieron muy buenas y chistosas, para después disfrutar del buffet de postres que nos habían preparado las banqueteras.
Nuestra fiesta fue muy prendida y entretenida, la disfrutamos mucho junto a los invitados, quienes estaban contentos con todo: la comida, la música, el candy bar, el copete, todo estuvo excelente. Bailamos de todo incluso axé, un poco de reggaetón, que en un comienzo no queríamos, pero igual lo incluimos dentro del repertorio. Antonio como le encanta la piscola, hizo una piscola gigante en un florero que lo usó como vaso y durante la fiesta los invitados iban degustando. Alrededor de las 2 de la mañana hicimos la tradición de tirar la liga, la cual iba alrededor de una caja de whisky, lo del ramo que fue con cintas, el cortar la torta y que las solteras también sacaran un dije los cuales estaban cubiertos que una dragón bola hecha de chocolate. También tuvimos comida de trasnoche, un rico consomé con tapaditos que desaparecieron en breve minutos entre los invitados…
Junto a Antonio nos quedamos hasta el final de la fiesta, casi sacando a los invitados porque no se querían ir… Al contrario, querían que siguiera la fiesta, a esa altura eran las 4am y por contrato debía parar la fiesta. Los invitados nos felicitaban por todo y nos daban las buenas vibras por nuestro matrimonio. Terminamos cansados pero contentos con el resultado.
Al otro día hacíamos un recuento de todo junto a mi amorcito y quedamos tan contentos porque todo resultó de maravilla tanto más de lo que habíamos planificado. Gratamente agradecidos de las banqueteras que cumplieron a cabalidad lo prometido, los invitados que se portaron un 7, que vimos a nuestras familias y amigos disfrutando al 100% de ese momento junto a nosotros y hasta el día de hoy nos dicen que nos volvamos a casar porque la fiesta fue increíble.
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