El matrimonio de Bárbara y Sebastián en Rancagua, Cachapoal

Todo en horario iba según lo planificado, eran las 17:00 y yo me estaba sentando para el maquillaje, estaba lista con mi peinado y súper tranquila, todas me preguntaban cómo iban los nervios y a mí sólo me daba risa, estaba disfrutando a concho ese momento que tanto esperé, soñé y planifiqué, jamás imaginé que me sentiría así, es más, en muchos debates consulté como podía estar tranquila ese día porque era muy nerviosa, ¡y pero nada! Me sentía maravillosamente.

Llamé a mis damas de honor, (en un debate conté el problema que tuve con las damas, y que no tendría, pero al final elegí a mis 3 sobrinas). Una de ellas estaba en Estados Unidos, y tenía fecha de retorno a Chile los primeros días de abril, pero, ideamos un plan y ella viajó antes para estar en mi matrimonio, con el sólo detalle que nadie sabía, sólo mi novio y mi papá. Por lo que sería una sorpresa. Llamé a mis otras 2 sobrinas, porque les preferí contar unas horas antes de la boda, para que no fuera tan impactante verla al entrar a la ceremonia, mi sobrina estaba en mi casa y fue la que me acompañó en todo el proceso de peinado y maquillaje. Cuando llegaron mis otras sobrinas, les pedí que me sacaran una maleta del closet porque les iba a entregar un regalo, abrieron la puerta y ¡cha chan! Ahí estaba la yaya, con el mismo vestido de damas de honor que ellas, fue una explosión de lágrimas y emoción, ósea no solo estaba en Chile, si no que era una dama de honor más.

Miro la hora y eran las 18:00pm, así que me fui a cambiar (El fotógrafo ya había llegado a las 17:30 tal como lo acordamos, ellos venían de Santiago) eran las 18:30 y yo estaba listísima, citamos a los invitados a las 19:00pm para comenzar la ceremonia a las 19:45 aproximadamente. Aproveché de revisar que todo estuviera en orden, kit de emergencia en el auto, tiempo para las fotografías de rigor.

Pasaron volando los minutos y ya era hora de salir, mi papá reflejaba su emoción. Yo soy su única hija, de su matrimonio anterior tuvo 5 hijos, y con mi madre solo yo, su única niña (sí, aun me creo niña) mi hermano materno sería quien nos llevaría hasta el local, cuando de repente me llaman para que me demore, porque aún faltaban varios invitados y yo pensaba,

¿Estaré muy apurada? ¿Seré la primera novia que le pide que se demore?

Pero fue súper, le dije a mi hermano que me llevara a casa de mi abuelita, mi mamita, mis ojitos de aceituna, con 91 años para ella era muy difícil poder estar sometiéndose a cambios de temperatura, y le es más difícil movilizarse. Llegué allá y sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba tan emocionada y yo le dije, no me podía ir al altar sin recibir su bendición, ella sólo me abrazó, fue cosa de unos minutitos y emprendimos nuestro viaje.

Tomamos carretera, y ya ahí los nervios me inundaban, me imaginaba como estaría de nervioso mi gordito, puse en el auto esa canción que me había dedicado hace unos días de atrás y fue peor más ansiosa y nerviosa me sentía. Sentía que mi hermano iba lento pero no, sólo eran mis nervios, ya estábamos solo a metros de llegar.

Llegó el auto y pude ver como se volteaban para ver ¡Llegó la novia! Murmuraban casi todos, ahí estaba mi papá abriéndome la puerta del auto y ya a pasos de pararnos y entrar. En ese momento iban entrando mi amor con su mamá, su abuelita con su tío mayor, nuestros 4 padrinos, las damas de honor y nuestros pajes, fue todo un protocolo de entrada. Hasta que ya estaba parada ahí del brazo de papá, recuerdo que escuché el inicio de mi canción “A thousand years” de Christina Perri y comencé a caminar por ese caracol, fue algo demasiado emocionante, porque podía mirar a cada uno de nuestros invitados mientras avanzaba, mi cara temblaba, mis manos también y ya no oía la música de fondo, sólo veía la sonrisa de cada uno de los que estaban ahí. Llegué al final y ahí estaba él, parado con sus manos entrelazadas, notablemente nervioso, papá me entregó y no pudo contener las lágrimas y le dijo “Aquí está mi hija yerno, cuídela como hasta ahora y sean muy felices”, nos abrazamos con mi gordo y sólo queríamos besarnos pero estábamos tan nerviosos que no sabíamos que hacer.

El pastor nos invitó a sentarnos, sentía que lo oía pero como que estaba en otra dimensión, habló unas palabras y luego vino la ceremonia, como acto simbólico hicimos la ceremonia de las cintas, enlazaron nuestras manos con 3 cintas, una blanca que representa la santidad y la pureza, la roja representa el amor, y la verde representa fidelidad, una vez atadas debíamos tratar de desatarlas con la fuerza de nuestras manos (no se podía), por lo que así tenía que ser siempre nuestro amor. Llegó el momento de los votos y la postura de argollas, nuestro bebé emocionado, se acercó a entregarnos la almohadilla, ya mis nervios habían disminuido y podía mirar a mi gordito a los ojos, nuestro beso fue maravilloso, me sentía en las nubes, él tomo mi cara con sus manos y me sentía tan segura y protegida. Comenzó a sonar la música de fondo para la salida, y ahí estaba mi mamita, estaba ahí!! En cuerpo y mente, es como si hubiese tenido un momento de lucidez, y me decía que estaba hermosa, que fuéramos felices. Ahí no pude aguantar más y sólo la abracé y me puse a llorar, lo único que le pedía a Dios es que ella estuviera bien en ese momento tan importante, quería brindarle felicidad y así fue, así lo demostraba ella.

Comenzamos a salir del caracol, y estaban todos con sus conitos listos para lanzarnos el confeti, se veía maravilloso. Por la lejanía del lugar con la ciudad, era a 20 minutos aproximadamente, no hicimos paseo de novios, por lo que hubo lugar para que todos nos saludaran y felicitaran. Luego de esos llego el momento de los deseos, se les entregó un globo blanco con Helio por pareja, donde debían dejar simbólicamente sus deseos y luego soltarlos hacia el cielo. Fue algo muy lindo, hicimos el brindis y dimos inicio al cocktail y a las fotos por mesa (Que no las hicimos por mesa, si no que en los mismos jardines del local, donde fue la ceremonia). Entraron los invitados al local, cada uno ya ubicados en sus puestos, e ingresamos nosotros. Comenzó inmediatamente de fondo, la canción del vals, mi gordo estaba nervioso y yo lo notaba ya que no me dejaba de dar besos en todo el rato, pero salió maravilloso, no me pisó el vestido, ni nos tropezamos, superamos la prueba con éxito.

El banquete fue grandioso, la comida exquisita y la atención maravillosa. Los dueños del local andaban ellos también con sus trajes de garzones sirviendo por mesa y viendo que todo saliera a la perfección.

Mi gordito me tenía un video sorpresa donde todos los jugadores de O’Higgins me enviaban saludos en ese día importante, yo estaba emocionada, hincha desde pequeña del club de mi Región y ver a cada uno de sus jugadores, fue grandioso.

Yo tenía una sorpresa guardada para él, y fue eso lo que me tuvo más nerviosa, quería que saliera todo bien, le canté “Tan enamorados” de Ricardo Montaner y mi sobrina con su novio, fueron los bailarines, ya que ellos son profesionales en el tema salió maravilloso, y mi gordito solo supo ir a abrazarme con sus ojitos llenos de lágrimas.

Todo salió de la manera que lo deseamos, es más, mejor de lo que pensábamos. Nuestros invitados estaban felices, la cabina de fotos fue sensación, Jorge y Camila que son los dueños nos decían, chicos primer matrimonio que los invitados estaban tan motivados. Nos quedamos hasta el final, bailamos hasta que no nos daban más los pies. A las 4:45 terminó todo, y mi corazón iba a explotar de lo feliz.

Llegamos al hotel y estuvimos horas conversando, y recordando lo que nos decían todos, hemos ido a muchos matrimonios pero el de ustedes ¡fue fantástico!

Hoy a 1 mes y medio de casados, nos sentimos más bendecidos que nunca, Dios ha estado presente en cada uno de nuestros momentos, y así será siempre.

Un abrazo a todas las que formaron parte de este maravilloso proceso ¡Las quiero!