El matrimonio de Carlos y Lidia en Valparaíso, Valparaíso

Más encima justo llegaron mis papas (que andaban adornando la iglesia) quienes me terminaron de tranquilizar.

Listo el peinado, mientras llegaba la maquilladora me tomé un té, y comenzamos el maquillaje. Ya antes de las 16 horas estaba lista. Fui a ayudar a mi hermano a vestirse, me di muchas vueltas viendo cómo todos se arreglaban hasta que me tocó a mí.

Mi madre me ayudó a ponerme el vestido (la cual sollozaba mientras me amarraba el corset). Mi hermano menor a ponerme los zapatos, pero mi hermano del medio (yo soy la mayor y única mujer), no me quería ver vestida. Dijo que él me vería en el altar. Ya estaba lista sólo esperando. Mi mejor amiga pasó a buscar a mi mamá y hermanos y nos quedamos sólo con mi padre, quien al verme, sus ojos brillaban.

Yo aún con un nudo en el estómago, el auto no llegaba y ya eran las 16:45 horas, en eso me llama mi amor y me dice: “El auto está a unas cuadras de la casa, así que tranquila”.

Llegó la burrita y ya a las 17 horas partimos rumbo a la iglesia. Igual antes llamé para saber si mis amigas estaban, los padrinos, los pajes. Quería tener todo controlado antes de llegar.

Cuando la burrita se asoma a la iglesia, ahí lo veo con su traje. Se veía tan lindo y su cara de nervioso. Entra él y los tres pajecitos me esperaban. Ahí partimos con la canción “Mil años”, de Stephany Tyson. Fue tan bella la ceremonia, mi hermano leyó la primera lectura, mi padre el Salmo.

Ya terminada la ceremonia donde nos prometimos amor eterno ante Dios, nos arrojaron pétalos de rosas, nos sacamos fotos con todos los invitados afuera de la iglesia, para con posterioridad dirigirnos a la Laguna La Luz a realizar la sesión fotográfica y típico paseos de los novios.

A las 19 horas teníamos que estar en Valparaíso para la ceremonia civil, así que cerca de la laguna nos esperaba un auto blanco adornado y con los vidrios polarizados. Pasábamos ultra piola. Llegamos al local y afuera ya se estaba juntando gente para manifestarse, así que entramos muy rápido. Había que proteger a mi marido.

Comienza una hermosa ceremonia civil, donde prometimos ante la ley amarnos por siempre. Vino la simbólica, la ceremonia de la arena, la cual la oficializó mi mejor amiga y testigo, el resultado fue hermoso.

Y al fin oficialmente casados. Fueron 3 hermosas ceremonias. Ahí vino el brindis, él dio unas palabras y venía mi turno. Me tocó hablar, pero lo sorprendí ya que le dije palabras a él y sus ojitos brillaban de emoción. Todo el discurso que él dijo, yo se lo había dicho, ya que supuestamente yo lo diría (pero a él no se le ocurrió qué decir así que creía que me copiaría) pero era una sorpresa para él, darle las gracias por todo y decirle lo mucho que lo amaba.

Luego comienza el cóctel y más fotos con invitados, las huellas en el árbol huellero, posterior a eso los invitados suben al tercer piso del local a ubicarse en sus mesas, y hacen la entrada los recién casados con la canción “Thinking out Loud” de Ed Sheeran.

Luego vino el Vals con la canción “Tiempo de Vals” de mi Chayanne (mi otro amor). Bailamos con nuestros padres y padrinos, seguimos con la foto por mesa y posterior la cena.

Afuera escuchábamos demasiado ruido. Ya cuando nos sentamos, nos dimos cuenta que habían barricadas, que estaban saqueando el supermercado del frente. Los invitados empezaron a ponerse nerviosos. Ya en el postre, pusieron el video que confeccioné, el cual me lo lloré todo. ¡Me quedó tan lindo!

Entregamos los recuerdos que era una botellita con la arena de la ceremonia por pareja y para las mujeres una cajita de vestido de novia y para los hombres un esmoquin con un alfajor personalizado adentro.

Empezó el baile y junto con él, el rumor que atrás del local había un incendio. Los invitados asustados, los invitados carabineros se tuvieron que ir y así empezaron los invitados a irse. Anunciaron toque de queda, militares a la calle, yo no sabía qué hacer. El matrimonio que tanto esperamos y que planeamos se estaba acabando y nos quedábamos sin invitados. El segundo piso del local pasado a humo, lacrimógena, era hora de acabar.

Decidimos terminar la fiesta no sin antes hacer el juego del ramo, los dijes y la liga con los invitados que quedaban. Mientras esperábamos que afuera se calmara un poco, fue una osadía salir de ahí. Ya en el hotel, preocupados si nuestra familia y amigos habían llegado bien y a tiempo, no entendíamos que era lo que pasaba.

Eran las 00 horas del día 20, era el momento donde debíamos estar cantándole el cumpleaños feliz a mi esposo, y ahí estábamos sólo él y yo en una habitación de hotel, preocupados.

Con todo esto, luna de miel suspendida. Él, vacaciones suspendidas, sin saber cuándo se las podrá tomar, pero felizmente casados. A pesar de todo tuvimos 3 hermosas ceremonias con la gente que queríamos que estuviera con nosotros y estuvo todo exquisito. Sólo nos faltó bailar más y esperamos cuando todo pase y se arregle la situación país que estamos viviendo poder celebrar como corresponde.