El matrimonio de César y Barbara en Los Ángeles, Bío-Bío

La crónica de nuestro matrimonio

Fue mejor de lo que yo imaginé alguna vez. Desde las personas que trabajaron ese día en la decoración, la comida, el programa, mis amigos y familiares, hasta el novio. Desde pequeña uno sueña con ese gran día, y uno se desespera con cosas que no están bajo nuestro control y que ocurren cambiando cosas planificadas por mucho tiempo. Sin embargo, Dios permitió que todo saliera más hermoso y significativo de lo que esperaba.

¿Hubo contratiempos? Sí, y eso lo hizo más perfecto. Cuando me desmoroné por algo pequeño y me deshice en lágrimas, César me abrazó y me contuvo, me ayudó con el asunto y, gracias a Dios, hubo una segunda opción mejor que la primera. Con este día tan importante aprendí lecciones preciosas de vida. La primera, y más grande, es que la vida es simple y en la simpleza de la vida está la real belleza de las cosas.

Segundo, hay detalles que son importantes, pero no hay nada como tener a quienes amas presentes en ese día, felices por ti y por la unión que se está celebrando. Tercero, la vida es muy corta y los momentos felices escasean para algunos, lo cual nos enseña a valorar todos los que podamos tener y crear momentos felices para nosotros y los demás es algo que vale oro, no vale la pena quedarse triste o enojado por cosas que no son más importantes que la persona que está a tu lado...