El matrimonio de Claudio y Paulina en Santiago, Santiago
De noche Primavera Azul 9 profesionales
C&P
05 Oct, 2019La crónica de nuestro matrimonio
Todo partió muy temprano por la mañana, ya que los nervios que no había vivido en todo el proceso afloraron ese día, desperté alrededor de las 05:00 am, no pude seguir durmiendo. Más tarde llegó mi hermana que venía viajando desde Concepción a eso de las 07:00 am, así que decidimos levantarnos todos (mis abuelos y mis papás habían llegado la noche anterior desde Chillán para acompañarme). Luego nos trasladamos a una casa que mi mamá arrendó en el Cajón del Maipo, allá llegó el resto de mi familia que venía viajando desde Chillán y comenzó a ser todo mucho más real, era tanta la ansiedad y los nervios que creo que no comí nada en toda la mañana.
Alrededor de las 12:00 pm me llamó mi novio para decirme que ya había ido a dejar el cotillón, el whisky y unas tarjetitas que hicimos para cada invitado agradeciéndoles de forma personal por habernos acompañado de una forma más lúdica y divertida. Me indicó que ya estaban comenzando a decorar y que todo se veía muy bien, así que me quedé un poco más tranquila sabiendo que ya estaba todo andando.
Seguir leyendo »A eso de las 14:00 hrs llegó la maquilladora que partió arreglando a mi mamá, ya que, yo me arreglaría en el centro de eventos a las 15:00 hrs, paralelo a eso el fotógrafo ya se encontraba en la casa del novio tomando registro de su preparación, conociéndolo estaba más ansioso que yo.
Después de eso, partí al centro de eventos con mi mamá y mi hermana para comenzar con mi preparación, el estrés y la ansiedad ya abundaban en mi cuerpo, llegué y estaba la niña del ramo y el fotógrafo esperándome. Cuando saqué de la caja el ramo y vi lo hermoso que era supe que todo saldría bien, ya que, con la proveedora del ramo solo hablamos por whatsapp y le di solo ideas, nada concreto ya que no sé nada de flores, y me alivié de que todo fuera saliendo tan bien.
Comenzamos a arreglarnos las tres, ya que, mi mamá y mi hermana se irían desde ahí a la iglesia. Nos trajeron fruta para picar y cosas para tomar, obviamente no perdí la oportunidad y pedí un espumante para los nervios (y de verdad sirvió). Ya más calmada, me di cuenta de que había dejado mi cepillo de dientes y los monitos de la torta en la casa donde estaba mi familia, volvió el estrés a mí. Llamé a mi prima para que cuando pasaran a dejar a mi papá me los trajeran. Con la coordinación ya lista, seguí arreglándome, al rato llegó mi papá con mis primas con lo que les había pedido, mi mamá ya estaba lista así que partió rumbo a la iglesia con mis primas.
Al ver a mi papá noté que estaba un tanto nervioso. Pero no era por la situación o el contexto, así que le preguntamos qué le pasaba y nos dijo que bajando del auto se enredó y se le salió un botón del terno. Con mi hermana lo miramos y casi al unísono nos reímos y le dijimos que no se preocupara que a esta altura ya eran solo detalles. Pobre, creo que sin darme cuenta y sin querer, en mi búsqueda de que todo saliera perfecto, los estresé. Ahí entendí que no existen las cosas perfectas, ya que, todo es perfectible, entendí que solo tenía que disfrutar y que, si o si había cosas que iban a fallar y que ya no importaban, lo importante es que estaba con toda mi familia acompañándome y que sería de igual forma una noche inolvidable para nosotros con mi amor.
Con el vehículo ya afuera, me puse el velo, últimas fotografías y mi corazón empezó a acelerarse, comencé a subir las escaleras en dirección al auto y noté algo raro. No me había abrochado los zapatos, así que mi hermana se agachó y los cerró. Nos subimos al auto, íbamos con un par de minutos de retraso (los reglamentarios para generar expectación), pero había un poco de taco, así que me estresé de nuevo, estábamos a 3 cuadras y el fotógrafo me dice que recién iba llegando que le diera tiempo, así que pasamos por el costado de la iglesia y nos estacionamos en la parte posterior a esperar un poco, no quería llegar tan tarde, ya que la iglesia tenía actividades más tarde y no quería interferir en eso. Minutos más tarde me escribe mi suegro indicándome que ya estaba todo ok, así que comenzamos a avanzar, en ese momento ya no escuchaba mi respiración debido a lo fuerte que latía mi corazón, se bajó mi papá, me ayudó a bajar y comenzamos a caminar hacia la iglesia. Vi a mi cuñada a la entrada esperándome, ya que era nuestro paje, comenzó a entrar. Respiré profundo, nos paramos en la entrada de la iglesia y empezamos a caminar. Vi a los primero invitados entre ellos mi mejor amigo y me emocioné, no quería llorar, así que le apreté el brazo a mi papá, me miró y me dio la tranquilidad que necesitaba, después de eso miré hacia el altar, y ahí estaba mi gordito, más nervioso que yo, con una sonrisa nerviosa que me hizo entender que estábamos viviendo lo mismo, que al fin había llegado el día que tanto habíamos planificado y que ya no importaba nada más, que éramos solo él y yo, frente a Dios.
Tomamos nuestros puestos, el padre dijo un pequeño chiste para distender el ambiente (muy característico de él), fue una ceremonia maravillosa, ya que, gracias a Dios el capellán nos conocía y decidió viajar desde Valdivia para estar con nosotros, lo que hizo que todo fuera mucho más íntimo. Nos pusimos las argollas, nos declaró marido y mujer, nos besamos y recién ahí los nervios desaparecieron, nos preparamos para salir, estaban nuestros amigos esperándonos con el tradicional arco de espadas, dándonos la bienvenida como una nueva familia militar. Nos subimos al auto sin saludar a nadie, ya que, queríamos llegar pronto al centro de eventos, debido a que nuestra sesión de recién casados sería ahí. Al llegar estaban las coordinadoras del centro de eventos esperándonos, nos trajeron cosas para beber y comer, terminamos la sesión de fotos y salimos a hacer nuestro brindis, yo ya sin velo y el sin capa. Terminó el coctel y la gente comenzó a entrar al salón para la cena, nos sacamos fotos con nuestros familiares más cercanos, finalmente entraron todos, y nos volvieron a anunciar para entrar a la cena (nos creíamos rock stars), entramos al salón entre aplausos y silbidos. Nos sentamos, partió la cena y en la mitad de esta comenzó su actuación la cantante, ya estábamos todos más que relajados, hasta que nos acordamos que seguía el vals, solo practicamos el vals con nuestros padres, pero nunca nuestro "primer baile" nos miramos y dijimos hagamos lo que nos nazca, y así fue. Fue maravilloso, bailamos "A thousand years" en español, interpretada por Karen Mellafe (nuestra cantante), éramos solo nosotros nuevamente, fue como si todos desaparecieran, solo nos miramos, reímos y todo fluyó.
Luego vino el vals con nuestros padres y partió la fiesta, lazamos el ramo, después la liga en una caja de whisky siguió el baile entretenido donde no quedó gente sentada, todos a la pista de baile, partimos la torta. Y todo fue disfrutar y compartir con nuestros invitados. A eso de las 4:15 am el alcohol ya había hecho lo suyo, así que fui a acostar al novio, volví para despedir a los últimos invitados, ya que, la fiesta era hasta las 4:30 am, se fueron todos. Les agradecí a la gente de la casona ya que fue todo increíble, bajé junto a la coordinadora que me acompañó hasta el último. Entré a la habitación, me acosté, cansadísima, pero aún con una sonrisa en la cara, miré el techo y solo di gracias a Dios por lo maravilloso que había sido todo, abracé a mi esposo y me dormí.
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