El matrimonio de Cristian y Lissette en San José de Maipo, Cordillera
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C&L
23 Mar, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Nuestro día comenzó a las 9 de la mañana, desayunamos tranquilos y luego comenzamos a preparar nuestras cosas para llevar al centro de eventos, ya que toda la preparación sería en el lugar. No podía faltar nada, así que fuimos chequeando cada cosa con detalle: vestido, zapatos, accesorios, perfume, etc. Lo bueno era que sólo debíamos preocuparnos de nosotros ya que el resto lo habíamos coordinado en la semana y todo debía salir según lo planificado. A mediodía Cristian salió a hacer algunas compras de último minuto y yo me quedé en casa afinando los últimos detalles.
Hasta ese momento me sentía tranquila, pero a medida que pasaba la hora comenzaron los nervios. Teníamos que estar en el lugar a las 15:00 horas, porque los invitados estaban citados a las 18:00 horas. lo que nos daba tiempo suficiente para prepararnos. Cerca de las 2 de la tarde tomamos rumbo y desde ese momento me invadieron los nervios de manera incontrolable, no pude almorzar y era incapaz de ingerir nada más que agua, muy al contrario de Cristian quien, si bien estaba nervioso, lo llevaba de mejor manera que yo.
Seguir leyendo »Pasado las 3 comenzó oficialmente nuestro gran día, ya en el lugar nos despedimos con un beso y cada uno se fue a su lugar de preparación. Ambos estábamos solos, porque nuestras familias llegarían después. Mi maquilladora ya había llegado y mientras ella se instalaba yo me fui a duchar. Avanzaba la hora y mis nervios iban en aumento, la coordinadora me ofrecía de todo, pero yo tenía un nudo en la garganta. Trataba de disfrutar todo el proceso, pero me costaba, no porque no estuviera feliz o no confiara en mis proveedores, simplemente no podía controlar los nervios, no podía creer que ya estaba viviendo el día que habíamos preparado durante tanto tiempo.
A la hora después llegó el fotógrafo para la sesión preboda, yo seguía en mi proceso de preparación esperando a mi mamá, quien debía llegar pronto para que me ayudara con el vestido, pero pasaba la hora y no llegaba, por mensaje mis hermanas me avisaban que había congestión y estaban todos en medio de un taco. Ya eran casi las 6 y yo descontrolada, me hacía falta mi mamá, me sentía sola, nerviosa, ansiosa, hasta que finalmente apareció y por fin pude sentir algo de calma. Me ayudó con el vestido y me acompañó hasta que llegó mi papá.
Lo que siguió después fue una montaña rusa de emociones y una oleada de información. La ceremonia partió cerca de la 7 y yo sólo le repetía a mi papá que no me dejara tropezar por nada del mundo. Recuerdo la mayoría de los detalles: la música, el ambiente, nuestros invitados y a mi amor esperándome con su carita de emoción en el altar. La ceremonia fue perfecta, el juez civil hizo que fuera emotiva lejos de lo protocolar de la ley, habló acerca de la unión, el apoyo mutuo y de todo lo que habíamos recorrido para llegar a convertirnos hoy en una familia. Resultó tal cual lo esperábamos: las palabras del juez, la lectura de votos, el intercambio de argollas, todo acompañado del sonido del río y de las hojas de los arboles movidas por el viento. Simplemente bello.
El resto de la noche se me pasó volando, me sentía feliz pero no podía detener el reloj para disfrutar aún más cada momento. Al término de la ceremonia salimos en el funicular, luego sesión de fotos en los jardines de la casona, mientras los invitados estaban en el cóctel. Sin embargo, ya era el momento de compartir con todos, así que subimos a la terraza y con el anuncio del DJ entramos entre aplausos y gritos de alegría, ¡yo me sentía un rock star! Subimos al torreón, hicimos el brindis y unas palabras de agradecimiento.
A continuación, no pararon los abrazos y saludos. Insisto en que el tiempo volaba, quería atesorar cada momento, cada abrazo, absolutamente todo lo que estaba viviendo. Yo estaba maravillada con los detalles, todo lo que habíamos planificado e imaginado era una realidad. Luego vinieron más y más fotos, nuestro primer baile maravilloso, la cena, los discursos, y finalmente la fiesta. Todos pasándolo increíble y más fotos y más abrazos. Bailamos sin parar hasta el último minuto de la fiesta y terminamos con un baile entretenido liderado por el novio, uno de los momentos más divertido.
Finalmente, terminamos cerca de la 5 de la mañana, agotadísimos, pero con el corazón inundado de felicidad de haber disfrutado el mejor día de nuestras vidas junto a todos nuestros seres queridos y de haber unido nuestras vidas rodeados de amor. Nuestro matrimonio fue lo que siempre imaginamos y más.
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