El matrimonio de Cristian y Tamara en Valdivia, Valdivia

Continuando con mi día, seguí con la ducha, secado de pelo, hidratación de la piel, ondas, comienzo del makeup, finalización del peinado, etc. Proceso en el cual el fotógrafo Orlando Villalon estuvo conmigo y también mis amigas las ya nombradas y mi mejor amigo que se quedaba en el hotel me fue a acompañar también. Me sentía en un sueño, siendo una princesa con parte de mis personas favoritas. Llegó mi papá a buscarme y faltaba aún algunos retoques. En definitiva, llegué 45 minutos tarde (lo bueno se hace esperar) Al llegar a la capilla y posteriormente al altar del brazo de mi papá, escuchar la canción de fondo "Aleluya de bodas", ver la cara nerviosa y emocionada de mi amor y su traje de príncipe Azul, creí que seguía en un sueño.

La ceremonia, como algunos de los invitados me han dicho, fue tierna, cercana, y por sobre todo vivida al 1000 % por nosotros. Para Cristian y para mí el vivir el momento de nuestro sí para toda la vida, en compañía de nuestras familias y amigos más cercanos fue lo más significativo.

Al salir de la capilla nos encontramos con una sorpresa hermosa, estaban los estudiantes del curso de Cristian formando un arco de flores, de esos detalles que llenan el corazón. Llegamos luego de un paseo por la costanera de Valdivia a la recepción donde nos esperaba la familia y amigos. Gracias a Espacio Cocina tuvimos un banquete delicioso, el cual no dejó indiferente a ninguno de los invitados, así también la orquesta Doble Vía Bang que nos acompañó desde Temuco, puso todo el ritmo y entretención, y también acompañando la entretención Party Cam, con su fotocabina la cual prendió y dio diversión a todos. Fue una noche y un matrimonio soñado, creo que lo que soñábamos quedó pequeño para todo lo que vivimos ese día.