El matrimonio de Diego y Manuela en Melipilla, Melipilla

Nos casamos por el civil el 22 de octubre y nos fuimos 4 días a Coyhaique, ¡donde fue soñado! Fuimos nuevamente ahí, porque ahí fue donde Diego me propuso matrimonio, entonces tiene un significado muy especial. Llegamos el jueves a Santiago para ver todos los últimos detalles con el banquetero, el vestido, el terno (que también estuvo listo el sábado), el terno de nuestro perro, los anillos (que los hicimos nosotros en un curso de orfebrería), poner la decoración, buscar la cerveza en barril, ordenar todo, en fin. Teníamos miles de tareas. La verdad, estaba más estresada el día anterior por la cantidad de cosas que quedaban por hacer. Pero mis amigos siempre estuvieron conmigo, gracias a ellos (y a mis papás), logramos todo a tiempo.

El día del matrimonio, terminamos mil cosas para decorar, y llegó la hora. No estaba nerviosa, sabía que era el paso que queríamos hace mucho tiempo, además que ya estábamos casados. Fue un día tan lindo, recibimos tanto cariño y felicitaciones por el lugar de los invitados. ¡A todos les encantó todo! Y eso era lo que queríamos, celebrar con los seres más queridos y amigos (130 invitados).

No se como las novias se ponen tan histéricas, creo que es falta de compañerismo y comunicación con sus esposos, nosotros por suerte no tuvimos ese problema, todo fluyó y fue genial. La ceremonia, fue una historia de como nos conocimos, y durante la historia venían discursos de nuestros familiares (que ya les habíamos pedido previamente). Luego nuestros discursos y votos, y finalmente el anillo (que tenía nuestro perro).

Les recomiendo a todas, que si quieren hacer algo, ¡háganlo! Después se van a arrepentir de tener ciertas cosas en su celebración, y no puede ser así. Denle rienda suelta a sus ideas, sean creativas y dedicadas.

¡Suerte!