El matrimonio de Eduardo y Claudia en Olmué, Quillota
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12 Abr, 2014La crónica de nuestro matrimonio
Mi matrimonio fue de amargo a dulce, porque tuvimos graves inconvenientes al principio, tanto de descoordinación, atrasos y torpezas, pero fue tomando curso y terminó en una fiesta hermosa, memorable y entretenida, que hasta el día de hoy nuestros invitados nos comentan lo bien que lo pasaron y preguntan cuando nos casamos de nuevo.
Parte trágica estresante, todo comenzó horrible, era la pesadilla de toda novia, había un sólo auto para mucha gente, estábamos atrasados ya desde temprano, cuando intentaba apurar las cosas nadie me creía, pensaban que exageraba y que eran los nervios, pero yo sabía que andábamos muy justo con los tiempos.
Estábamos en Quilpué, el centro de evento quedaba lejos, en Olmué, a unos 40 minutos en auto, la recepción era a las 18:00 horas. En la mañana mi mami y mi suegra habían ido a buscar el ramo de flores a Valparaiso y después unos colchones y una amiga (que cantaría en el matrimonio) que no tenía movilización. En este viaje demoraron ya que después fueron a dejar cosas del matrimonio (sus vestidos, accesorios) en una cabaña que arrendaron cerca en Olmué. Se suponía que me iba ir a peinar a las 2 de la tarde, pero mi pobre suegra (se llevó todo el trabajo) no llegaba nunca, pasaban y pasaban la horas, entre que quería irme sola y no me dejaban, el nudo en el estomago. Ya eran las 4 de la tarde y aún nadie me pasaba a buscar para llevarme a la peluquera, nadie había almorzado, y lo peor, a las 4 pm me había citado con la maquillista y con la fotógrafa en el centro de evento en Olmué que me mandaban mensajes avisándome que habían llegado y que donde estaba. Finalmente me fueron a dejar donde la peluquera a la rápida, que me peinó y quizás por los nervios me hizo otro peinado que no era como el de la prueba de peinado, no me gustaba pero como estábamos atrasados no dije nada, dejamos a mi suegra y una amiga peinándose, para correr a la casa donde con mi mamá, mi suegro y mi cuñada chica, llegamos de regreso a buscar a los demás y partir a Olmué, pero no querían que el novio me viera el pelo, fue un tremendo leseo, a mi a esa altura no me importaba, hubiéramos ido juntos, pero no pude convencerlos, iban a ser dos viajes, pero al final mandaron al novio en metro tren a Limache. El camino fue tortuoso, mi suegro iba lento, como a 40 km/hr, con una tranquilidad que espantaba, yo lloraba y lloraba de impotencia en el asiento trasero, tenía pena, rabia. Mi mamá me decía cosas para subirme el ánimo y me daban ganas de asesinarla (es lo peor que se puede hacer en un momento de tanta tensión), se me hincharon los ojos, no quería desquitarme con ellos pero estaba al borde. Al llegar no había nada listo, nada de nada, eran pasadas las cinco y media, y se suponía que la recepción era a las 18:00 horas. Entré a la habitación que me dio el centro de eventos para arreglarme. Aquí tengo una mención especial para las fotógrafas, se portaron un siete, de verdad, además de consolarme y subirme el animo me acompañaron y ayudaron en todo lo que pudieron y cosas que no estaban en sus funciones. Mi mamá estaba tan nerviosa que no me podía poner el vestido, así que entró la fotógrafa y la ayudó, además de dejarme linda. Berni y unos amigos también, los pobres corrían de un lado a otro poniendo las cositas que había preparado, que el recipiente de la arena, los sticker, el libro de dedicatoria, los cartelitos de las mesas, tuve que confiar a ojos cerrados y delegar. Ya estaba lista cuando escucho murmullos, el novio no había llegado eran pasadas las 18:30, eso no era todo, la cabaña que mi suegra había arrendado y había dejado todas las cosas, entre otras cosas los vestidos de las mamás, la ropa del novio, de mi hermano, de todos, todo, no se podía abrir, ¡se les había perdido la llave!, tuvieron que llamar al dueño que estaba en Viña para que se los fuera dejar a Olmué. Conversando después, en ese punto mi suegra sintió que le iba a dar un ataque cardíaco porque se le entumeció el brazo y el pecho, mi novio viajando en metro-tren y después en colectivo, el conductor lo vio tan urgido que no le cobró el pasaje, el pobre pensaba que yo lo iba a matar y que se había arruinado todo.
Seguir leyendo »Ahí estaba encerrada, vestida de novia, sin poder hacer nada, estaba todo mal y pensé que se había ido todo a la punta del cerro, no podía llorar porque se me corría maquillaje, todos tratando de consolarme, llevábamos un retraso de 2 horas, había oscurecido, no había iluminación, ya no nos íbamos a poder sacar fotos, escuchaba murmullos de que los invitados estaban aburridos y cansados, nadie me quería decir lo que pasaba, yo me agarraba la cabeza y miraba el ramo con cara de nada, me sentía totalmente desolada.
Parte buena, Abraham, quien es coordinador del centro de eventos llegó a la pieza para decirme que ya todo estaba bien y se habían arreglado los inconvenientes, que ellos nos apoyaban para sacar todo adelante (otra preocupación era que el centro de eventos no entendiera tanto retraso ya que se arrienda por ciertas horas y estaba todo pauteado, pero fueron muy comprensivos y amables), el novio ya estaba y me tocaba entrar. Tomé del brazo a mi papá y me mentalicé a cambiar el switch, respiré profundo y comenzamos con ceremonia.
Llegando al altar comencé a escuchar a mi amiga cantando el Ave María, miré a todos mis invitados, al novio esperándome, mirándome con una carita tan dulce, entre que se reía y se ponía a llorar, me sentí tan aliviada y feliz que se me olvidó todo el mal rato que había pasado, se esfumó, ahora nos tocaba disfrutar. Su tío, que es diacono, nos bendijo las argollas, mi hermano y un amigo de infancia de mi novio dieron un pequeño discurso y luego vino la ceremonia de la arena, que a todos les encantó. Primeros vertieron arena las madres y los padres, luego nosotros, nos dimos los votos, intercambiamos los anillos y nos besamos, fue muy romántico y emotivo.
De ahí en adelante todo salió espectacular, la recepción, el vals, las fotografías con familia y amigos, la cena, la torta, el baile sorpresa que habíamos practicado (Fly to the Moon de Sinatra y Gentleman de Psy), la cabina fotográfica que arrendamos fue un éxito, el baile entretenido, el ramo, la liga y la fiesta, todo se divirtieron mucho.
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