El matrimonio de Eduardo y Katherine en San Esteban, Los Andes
Elegantes Primavera Plateado 4 profesionales
E&K
23 Nov, 2019La crónica de nuestro matrimonio
Solamente puedo decir que fue un día que disfruté a las mil maravillas. Solo al inicio durante la mañana pasamos el susto porque nos avisaron que el civil no podía llegar a la hora acordada, así que iniciamos con un estrés, pero buscamos la mejor solución gracias a la ayuda del diacono, que nos realizó una hermosa ceremonia religiosa.
Los preparativos, todos ok; recibí mi hermoso ramo de flores naturales y a la peluquería, lista para vestirme en la tarde. Disfruté en la casa de mis padres y nos dedicamos a disfrutar. Nos reímos mucho en la preparación para la vestimenta: mi sobrina tratando de armar mi vestido con la cinta de la espalda, mi mamá tratando de ayudar con el falso, y la madrina y mis acompañantes corriendo de un lado a otro; nos reímos mucho, acompañada también de mi hija mayor ya que la pequeña acompañaba a su papá en los preparativos.
Una vez listas, ya vestidas, obvio a la sección fotos. La casa de mi mamá, adornada; así que disfrutamos las fotos en el arco de globos. Luego llegó el auto con su cinta, hermoso, y nos fuimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad, obvio esperado que no hubiera barricadas ni protestas, y luego nos fuimos a las Termas El Corazón.
Seguir leyendo »Al llegar, accedimos por la parte trasera, ya que nuestros invitados y, obvio, el novio estaban por la piscina a un costado del acceso principal, así que yo, en el salón, arreglando el vestido, el velo, y aún con los nervios de no ver cómo estaba todo afuera.
Última reunión con el diácono para coordinar los detalles y, una vez que me avisaron para bajar por los pasillos interiores, me sentía una reina. Al llegar a la puerta que conectaba con la piscina y divisar solo algunas escenas de lo que comenzaba a suceder afuera, pude observar la entrada del novio, los padrinos, mi hija con los anillos y ahí sentí una emoción que me envolvió el corazón: ése era nuestro momento.
Cuando hago ingreso del brazo de mi papá, estaba muy emocionada, los invitados se pusieron de pie y aplaudieron y todos me miraban con sus caras sonrientes. Era todo perfecto, tal cual lo había imaginado, o mejor. Pero aún faltaba mirar la cara de mi marido, que reflejaba todo su amor; estaba emocionadísimo, fue maravilloso ver esa cara: felicidad plena, emoción, pero más aún, amor... amor del corazón.
La ceremonia religiosa fue perfecta. Sonidos de violín acompañaron nuestra entrada y desarrollo de la ceremonia: canto del salmo, Ave María, etc. De ensueño. La bendición, entrega de anillos, votos matrimoniales y... ¡felizmente casados! Al salir por el pasillo, todos con sus caras radiantes, aplausos y parabienes. Los saludos y al cóctel.
Muchas fotos con todos los invitados, principalmente nuestras hijas, la familia, pero en ese momento, ya después del brindis y compartir con nuestros invitados, llegó el civil. Sí, ése mismo que no iba a llegar a la hora acordada, pero ya todo planificado. Nos desaparecimos un ratito con papás, padrinos y familia cercana y a firmar los documentos. Nos prepararon otro salón y realizamos la ceremonia civil. Los invitados ni se percataron, solo los más curiosos preguntaron dónde estábamos.
De ahí, al salón para cenar. Así que cuando volvimos nos esperaban para cenar. Lo mejor de todo es que nuestro superanimador manejó todos los tiempos e hizo que nuestras mesas se desordenaran. ¡Fue un mometo que reimos mucho! Fueron muy creativos, más por el momento en el que estamos en el país, tuvimos terroristas, encapuchados, desorden ¡y mucha alegría!
La cena exquisista cin plato crado por nosostros en la degustacion, que gusto a todos, buffet de postre.Palabras de cada una de las mesas que nos emcionaron pero en especial las palabras de nuestras hijas y la sorpresa la mas pequeña de 12 años nos emociona hasta las lagrimas, estamos felices.
El baile de los novios. Quisimos innovar, así que nos fuimos de nuevo a la piscina, donde realizamos nuestro baile. Fue un pie de cueca y luego, obvio, el vals con nuestros padres, padrinos y quienes quisieran acompañarnos.
Así que al volver al salón ya estábamos listos para iniciar el baile. Luego el ramo fue una sorpresa para las solteras ya que hicimos el ramo con cintas. Resultó muy bueno y con los ojos vendados o cerrados corte las citas y, sí, mi hija mayor se adjudicó este ramo. La liga fue muy divertida, lo hombres solteros no estaban tan convencidos, pero de nuevo nuestro animador nos sorprendió con regalos para las casadas y los casados. ¡Ahí participaron con más ganas!
El momento de la torta, muy simbólico y bonito. Una torta hermosa que compartimos y a bailar, pero como todo baile, debe haber cotillón. Qué manera de ser desordenados, gorros, cintillos, confeti, collares, sombreros… todos participando y, lo mejor, bailando.
Los recuerdos también especiales ya que fueron confeccionados por mi suegra: cajitas para la torta para que se llevaran los invitados, botellas con nuestro nombre, decoración, etc.
Fue todo maravilloso, un sueño cumplido.
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