El matrimonio de Gabriel y Melissa en Los Ángeles, Bío-Bío

La crónica de nuestro matrimonio

Nuestra boda fue en el día más caluroso de todo el verano y a la hora más crítica, por lo que creímos que muchos faltarían por esa razón, lo que habría sido atendible. Sin embargo, nadie faltó, todos quienes querían compartir ese día a nuestro lado estuvieron ahí.

Como las bodas no están exentas de situaciones inesperadas, el vehículo que me trasladaría (una burrita del año 50’) quedó en panne, por lo que no llegué a la hora a mi boda, que en teoría era a las 17:00. El problema fue que la oficial del civil, quien estuvo puntual a la hora, se fue y me avisaron cuando iba de camino al lugar.

Mi primera reacción fue de angustia, sin embargo, me propuse que ese detalle no arruinaría el día más importante y feliz que estaba viviendo: el día de MÍ boda. Así que comenzó la ceremonia religiosa, la que fue oficiada por mi padre (es pastor) y todo salió maravilloso.

Recibí, además, la bendición de otros pastores invitados, lo que le dio un toque especial. La fiesta iba en marcha, y cuando eran las 23:10, llegó la oficial del Registro Civil y nos casó. Lo que dio otra nota inusual y única a nuestro día, porque… ¿Con cuánta frecuencia se casa la gente a esa hora de la noche? Pues, ¡nosotros! Nada impidió que disfrutara de nuestro día especial, al punto de sentir adormecidas las mandíbulas de tanto sonreír.