El matrimonio de Gonzalo y Nidia en Talcahuano, Concepción

La crónica de nuestro matrimonio

Comienzo diciendo que contrario a lo que creí, dormí como un angelito mi última noche de soltera. Desperté temprano y como mi mamá, mi hermana y novio, iban a ordenar el local, me quedé sola en mi casa esperando que pasaran las horas. Fui al mall a una compra de último minuto y de ahí a esperar a que llegara la chica de mi peinado. En primera instancia me iba a peinar mi mamá, pero no la quise sobrecargar de trabajo. Lo malo que junto a mi estilista llegó un montón de gente que no hizo más que estresarme más, en fin, cuando por milésima vez les dije que necesitaba mi espacio para peinarme, maquillarme y vestirme, se fueron. Eso a las 18:00 y nuestra ceremonia era a las 19:00, imagínense como estaba, neura, pero como para dentro no me salían las palabras. Bueno, me maquillé yo sola, no quise contratar maquilladora porque no estoy acostumbrada al maquillaje y no quería sentirme incomoda, me pusieron mi vestido, mi velo y mi papá ya había llegado para llevarme a la Iglesia. Me fui sola con mi padre en el auto, mi mamá se fue con mi hermana a la iglesia, allá estaban, me ayudaron a bajar del auto y sorpresa, ya estaba ahí lista para dar el sí, junto al amor de mi vida. La ceremonia fue muy hermosa y emotiva, la encontré cortita. Nos fuimos al paseo, que hicimos más corto, ya que salió un viento tan helado que era imposible estar quieta para las fotos. Llegamos al local, todo casi listo, hubo un desfase en el cóctel, porque mi suegro metió la cuchara y desordenó algo la cosa. En fin, lo que mas disfruté fue la fiesta, porque fue imposible no estar preocupada de los detalles y contando los tiempos para que los garzones no se demoraran con el servicio y los invitados disfrutaran del rico menú. Fue un estresante, pero hermoso día a la vez, me encantaría volver a vivirlo y cuando veo las fotos me transporto a ese momento tan bello y especial que fue mi matrimonio con Gonzalo.