El matrimonio de Gustavo y Mery en Calera de Tango, Maipo

La crónica de nuestro matrimonio

El día de la boda, mí estilista llegó temprano, teníamos 5 horas para hacer maravillas en mí… estábamos en el departamento con mi única hija, que tiene 20 años de edad, esperando que llegara la fotógrafa para comenzar con el maquillaje y peinado. Nunca imaginé que estaría más de dos horas arreglándome, pero lo logramos hasta la fotógrafa me ayudó a entrar en el vestido, era solo risas. A la vez le enviaba mensajes a mi esposo para avisarle que no olvidara su cedula de identidad y los pétalos de rosas, era lo único que tenía que hacer, y lo olvidó… afortunadamente, había tiempo así es que unos familiares llegaron con ellos. A una sobrina le encargamos llevar las argollas, así es que por eso no había preocupación.

Cuándo pasó por nosotras el chofer del auto, comenzó a llegar mucha gente, me sentí una diva, mi hija llevaba la cola del vestido y fue el camino más largo que caminé para llegar al auto. Me acomodaron en el vehículo y me fui todo el camino saludando a los demás conductores y tocábamos la bocina, era mi momento y quería que todos se enteraran lo feliz que me sentía. Cuándo comprendió el chofer que casi no llego al matrimonio por una enfermedad, hasta él se alegró y nos fuimos todo el camino con escándalo. Llegamos a Calera de Tango y mi esposo estaba muy nervioso caminaba de un lado al otro, solo espero 10 minutos y él sintió que fueron horas. Mi padre y hermano fallecieron, así es que mi primo y amigo de la vida me entregó, él lloraba de emoción, cuando llegué a los brazos de mi amado él también lloró y yo solo sonreía, estuve siempre calmada y disfrutando cada momento.