El matrimonio de Ignacio y Gabriela en Quintero, Valparaíso
En el campo Primavera Naranja 11 profesionales
I&G
31 Oct, 2019La crónica de nuestro matrimonio
Todo comenzó el día 19 de septiembre de 2018, día de mi cumpleaños, cuando Ignacio me llevó a pasear a la playa de Santo Domingo. Allí me entregó un regalo: un hermoso álbum de fotografías hecho por él mismo, el que contenía el relato de toda nuestra historia desde sus inicios en el 2011. Fue al término de revisar el álbum, cuando se arrodilló y me pidió matrimonio con un precioso anillo. Desde ese momento que comenzamos con los preparativos.
Teníamos claro que por nuestros tiempos y por todo lo que debíamos organizar, necesitábamos al menos un año de preparación. Fue entonces cuando decidimos realizarlo en el mes de octubre del 2019.
Comenzamos con la búsqueda de información en la web sobre todo tipo de detalles: banquetería, decoración, centros de eventos y otros: no sabíamos por dónde comenzar. Luego de leer en diferentes portales como matrimonios.cl, logramos ordenar por prioridades las primeras necesidades que era necesario cubrir. Tras recomendaciones logramos llegar a Eliane, dueña de la productora Arroz con Leche, quien, además, es Wedding Planner. Contratamos sus servicios y comenzamos con la preparación.
Seguir leyendo »Luego de varios meses de trabajo, contratación de diversos proveedores (la mayoría encontrados en matrimonios.cl), propuestas de banquetería, decoración, música, hoja de ruta, etc. ¡Al fin llegó el gran día: el esperado 26 de octubre de 2019! Teníamos todo preparado, todo listo para nuestro día, pero una semana antes, comenzó la contingencia sociopolítica del país, un estallido social, que fue imposible pasar por alto, ya que decretaron "toque de queda" durante varios días previos a nuestro gran día. Después de las preocupaciones, el llanto y la inseguridad por el contexto social, finalmente decidimos con la productora cambiar la fecha. Afortunadamente, todos nuestros proveedores pudieron cambiar el día y así no afectar nuestro momento: decidimos realizarlo el día 31 de octubre de 2019.
Para comenzar, es necesario mencionar que el día 30 de octubre nos tuvimos que casar por el registro civil y, la ceremonia religiosa, fue el día siguiente, jueves 31.
Los preparativos comenzaron el miércoles 30, cuando comenzamos a trasladar todos los insumos necesarios al Resort Hippocampus en Concón, lugar donde nos prepararíamos para el evento. Recuerdo que alojé con mi madre aquella noche antes del gran día.
El día del matrimonio desperté super temprano, había un hermoso sol y, combinado con la vista genial que teníamos hacia el mar, comenzó la preparación. A las 12.00 horas llegó la maquilladora, quien empezó con todo el proceso de regaloneo para mí, mi madre y mi suegra. Un poco más tarde llegó mi novio, quien se prepararía en la habitación contigua, obvio sin verme antes del matri. Podíamos hablar, pero no vernos. A las 14.00 horas llegó Alex, el fotógrafo. La idea era que pudiera tomar fotos de la preparación mía y de Ignacio. Estuvo todo el rato entrando y saliendo de ambas habitaciones. Fueron momentos muy agradables. Por mi parte estuve super tranquila, siempre creí que iba a ser un momento de muchos nervios, sin embargo, fue todo lo contrario.
Llegó la hora, Ignacio se fue al centro de eventos y yo quedé con mi hermano en el resort. Comenzó minutos más tarde mi travesía hacia Mantagua.
Cuando llegué, estaba Ignacio esperándome. El lugar estaba precioso, tal como lo había imaginado desde que lo comenzamos a preparar. Cada detalle me pareció maravilloso. Cuando comenzó la ceremonia, mi novio se relajó (estuvo muy nervioso en los instantes previos). Finalmente, el pastor realizó una ceremonia muy linda y emotiva, que todos quedaron super contentos del hermoso momento vivido.
Ya cuando salimos al ritmo de nuestras canciones escogidas, nos dirigimos a una sesión de fotos con mis suegros, mi mamá y mi hermano. El resto de los invitados fueron directo al cóctel, el que estaba ubicado en la terraza del recinto. Mientras nos tomábamos fotos con nuestros seres queridos, pudimos relajarnos. Disfrutamos cada momento. Cuando entramos al cóctel fue lo mejor, al ritmo de nuestra canción preferida: Titanium de David Guetta. Lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Fue perfecto. Luego de compartir con nuestros invitados, hacer el brindis, tomar fotos grupales con la mayoría de ellos y comer algo, la productora comenzó a guiar a los invitados al salón.
Nuestro ingreso fue como de artistas, creíamos que íbamos desfilando en una pasarela con Bruno Mars tomando la cola de mi vestido. El salón me encantó, la productora pudo captar todos los detalles que queríamos. Confeccionamos 800 grullas con nuestras familias, y fueron el toque ideal para darle romanticismo y el calor de hogar que queríamos.
Tuvimos un Mago, quien luego de la cena, realizó un show de magia muy muy bueno, el que captó la atención de niños y adultos. Cabe señalar que también acompañó a nuestros invitados durante el cóctel, entreteniéndolos con sus distintos trucos.
El 80% aproximado de los invitados a nuestro matri era familia. Pero no cualquier familia, sino que una extremadamente diversa, en gustos, creencias, formas de festejar, etc. Por ellos, desde que comenzamos con nuestra preparación, acordamos tener momentos que los pudieran unir y dejar a un lado las diferencias. Creamos distintos juegos donde cada uno permitió vivir momentos de alegría y participación… los invitados aceptaron bastante bien.
Pasamos al baile de novios, decidimos que sólo bailaríamos nosotros. Sin ninguna preparación y, pese a haber bailado muy pocos lentos en nuestra vida, salimos airosos y resultó un momento muy emotivo. Existen registros muy lindos de ese momento.
Luego vino el baile entretenido, lanzamiento del ramo, la liga, corte de torta y la gran fiesta. Lo pasamos excelente, fue realmente el mejor día de nuestras vidas. Nuestra familia, la más apañadora, cada uno de nuestros invitados nos sorprendieron con su entusiasmo, motivación y con el cariño que nos entregaron. Definitivamente elegimos a las personas indicadas para que nos acompañaran en nuestro día. Sin duda salió todo perfecto, muy organizado. En pocas palabras: maravilloso e inolvidable.
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