El matrimonio de Ignacio y Lucia en Antofagasta, Antofagasta

La ceremonia simbólica que elegimos fue la del hilo rojo, donde le pedimos a nuestros mejores amigos de la infancia fueran nuestros maestros de ceremonia y entre los 4 escribimos el guion. Mi amiga nos escribió un poema para nosotros, el cual leyó en la ceremonia y el amigo de mi esposo, hizo el hilo rojo que usamos mientras leían la leyenda.

Luego realizamos el almuerzo y ahí es donde estábamos más nerviosos, ya que era un desafío el tratar de mantener a nuestros invitados entretenidos, ya que por el protocolo Covid, decidimos no realizar una fiesta con baile, además que al ser una ceremonia de día y por la ubicación del centro de eventos, no quisimos arriesgarnos en ese sentido, así que preferimos hacer juegos y trivias que hicieron que todos estuviesen atentos y disfrutando completamente del matrimonio.

Por ejemplo, pusimos unos sobres con tarjetas de colores debajo de cada silla e hicimos un sorteo por mesa y el afortunado o afortunada le dábamos un regalo; y en cuanto a la trivia, hicimos 9 preguntas respecto a nosotros y quien contestara correctamente también se llevaba un premio. Nos reímos mucho, la gente prendió muchísimo y la verdad es que todos nos agradecieron por haber realizado una actividad así.

Y en cuanto a la ceremonia civil, pensando que es cortita y no tan emotiva, decidimos dar nuestros votos e intercambiar las argollas en ese momento y quisimos cerrar el festejo y agradecer la asistencia de todos nuestros invitados con un brindis final y cantando una canción a dúo (nos conocimos por la música y especialmente por el canto y quisimos iniciar esta nueva etapa con aquello que nos unió).

En general, fue hermoso y realmente fluyó todo, por sobre todo las emociones ja, ja, ja. Todos nuestros proveedores fueron maravillosos y realmente salió casi todo excelente. En ese sentido agradezco haber trabajado con Planeando bodas (100 % recomendada), porque todo lo que habíamos pedido y soñado, fue cumplido.

Queríamos una boda rústica inspirada en la primavera en Japón (por las flores de cerezo), en un lugar lleno de verde (como el color del estupendo traje de mi esposo de Justo Sastrería) con decoraciones en rosado y lila (como mi hermoso vestido y capa, hecho por las maravillosas de Celeste Ruiz Novias), lleno de detalles en un ambiente íntimo y fue perfecto.