El matrimonio de Javier y Leticia en Colina, Chacabuco

Mientras estaba parada en la entrada de la iglesia del brazo de mi padre los pajes, mis sobrinas, se ubicaban tras de mí, muy lindas ellas habían ensayado esto muchas veces, comenzó la música y lentamente avanzamos por el pasillo; se me hizo eterno, pero en el fondo estaba mi fututo esposo y eso me alivió.

La ceremonia fue entretenida y agradable, ya que fue un familiar quien la realizó. Salimos de la iglesia y todos nos querían abrazar y saludar, fue en este momento donde se me perdió el novio, teníamos que subir al auto y él no estaba, de pronto aparece entre sus amigos y nos fuimos a la sesión de fotos, al fin nos sentimos relajados.

La sesión de fotos fue lo mejor las personas encargadas (unos profesionales) nos hicieron sentir tranquilos y así nos pudimos expresar mejor, muestra de eso son las fotografías hermosas que resultaron de este paseo.

Al llegar a la recepción todo fue agradable ya que era un matrimonio íntimo, con la gente que siempre ha estado acompañándonos, no teníamos hambre, solo sed y siguieron las fotos y yo ya me sentía como el “Viejo Pascuero” del mall.

El banquete, la torta y la fiesta estuvieron increíbles, cada una de las cosas que planeamos salieron perfectas. Todos estaban muy felices y quedaron muchas anécdotas que nos servirán para recordar este importante y maravilloso momento.