El matrimonio de Javier y Sara en Casablanca, Valparaíso

La crónica de nuestro matrimonio

Nunca creí que podría sentir tanta felicidad. Partimos el día antes de las 8 de la mañana junto a mi hermana, tuvimos que ir a la peluquería, pero era tanta la emoción y la ansiedad de no atracarnos que llegamos a la peluquería antes de que abrieran. De vuelta en el departamento nos dimos cuenta que recién venían llegando los zapatos del novio. Es para no creerlo, menos mal que le quedaron perfectos. Preparamos todo lo que nos faltaba rápidamente ya que el auto nos estaba esperando. Todo iba bien hasta que llegamos a la ruta 68 y había taco. Menos mal que no fue tan terrible como lo imaginábamos. De todas maneras llegamos una hora más tarde de lo que teníamos presupuestado. Toda la mañana me había mantenido tranquila, pero cuando me bajé del auto y entramos al lugar en donde nos cambiaríamos de ropa me dio el ataque. No paraba de tiritar de nervios, lo gracioso fue que el chofer creía que me había dado frío y me ofrecía su chaqueta, pero lo que de verdad necesitaba era algo para los nervios (justo llegó una rica copa de vino). Se cambió mi novio junto a mi cuñado y a mi hermana, mientras yo seguía esperando y los invitados ya llegaban. Llegó el momento de vestirme y salió todo como lo habíamos planeado, hicieron pasar a mi papá y nos dedicamos a esperar que nos dieran la señal para que el auto nos llevará al mirador en donde sería la ceremonia. Llegamos arriba, me ayudaron a bajar del auto y escuché que empezó a sonar la canción que habíamos elegido. Por fin había llegado el momento después de tanto tiempo de organizar y organizar miles de cosas, por fin sabía que había llegado mi momento. Me sentía tan radiante que aunque hubiese caído un meteorito no me opacaría. La ceremonia fue de ensueño, las palabras de la jueza, el entorno, la felicidad que la gente irradiaba, fue todo perfecto. Ya estábamos casados, ya sólo nos quedaba celebrar. Fue una tarde maravillosa, el día nos acompañó, la comida estuvo deliciosa, la fiesta entretenida, sentíamos como todos disfrutaron este día tanto como lo habíamos planificado. Tengo que confesar que si tuviera que organizar de nuevo un matrimonio lo pensaría unas mil veces antes. Pero sin duda fue el día más feliz de nuestras vidas (hasta el momento).