El matrimonio de Jorge y Nancy en Arauco, Arauco

Me fui rumbo a la iglesia con mi mamá y el primo (quien manejaba) de mi futuro esposo. Yo soy una persona muy puntual, no me gusta llegar tarde, pero me pidieron hacer unos minutos de hora, por lo que nos quedamos cerquita de la iglesia como 10 minutos, que eran eternos para mi.

Cuando llegué a la iglesia estaba mi padre y anunciaron mi entrada, no podía mas de los nervios y al entrar y ver a mi familia, amigos, fue hermoso y al fondo me esperaba sonriente mi morenito. La ceremonia estuve llena de alabanzas, miradas cómplices entre nosotros y el momento mas especial fue recibir la bendición de Dios e intercambiar nuestros anillos declarando nuestro amor. Casi se me saltan las lagrimas, pero pensé si me pongo a llorar no paro más. Aunque las lagrimas vinieron después al recibir el saludo y abrazo de tantos seres queridos que nos deseaban lo mejor en nuestro nuevo camino juntos. Luego de las respectivas fotografías, besos de rigor, salimos como marido y mujer a recorrer algunos lugares de Arauco y seguir con las fotografías.

En el lugar de la recepción puedo decir que siguió siendo un lugar de emociones, de recibir palabras de amor para nosotros, de ver un sueño que tuve por mucho tiempo haciéndose realidad, de reírnos con las dinámicas preparadas, de paz y gozo a la vez, y por último de satisfacción al ver que todo el esfuerzo había valido la pena para que todos disfrutaran de esas horas hermosas. Nos mirábamos con Jorge y reíamos porque era todo tan especial.

Hoy a casi un año de esta fecha tan importante, recuerdo tantas cosas y aún nos preguntamos con Jorge ¿estamos casados? y reímos. Fue una labor estresante a ratos de no perder ningún detalle, pero fue uno de los días más felices de mi vida, donde Dios hizo realidad esa promesa de "voy a darte alguien mejor de lo que esperas" y así fue. Esa noche de bodas, nuestra primera noche juntos, fue el inicio de nuestro más grande proyecto: Ser una nueva familia en Cristo.