El matrimonio de Juan Eduardo y Francisca en El Monte, Talagante

Luego llegó la hora de entrar al salón, nos recibieron todos los invitados agitando sus servilletas blancas en el aire, se armó un ambiente emocionante y de mucha alegría. Empezó la comida deliciosa, mucha ¡y de calidad! Dios mío, qué delicia la comida del matrimonio. ¡Se pasaron! Todos nos piropearon lo deliciosa y lo abundante. Nadie quedó con hambre. En la cena teníamos un mesón de postres de la realeza, realmente deliciosa y abundante.

Y empezó la fiesta con nuestro vals de novios, Luego bailamos una canción especial, ¡ y empezó el baile! Todos a la pista, excelente DJ. También en paralelo, teníamos una cabina de fotos para que todos nuestros invitaron pasaran a divertirse, a dejar un recuerdo para nosotros y también para ellos. Bailamos hasta abajo, nunca dejamos de bailar, ¡y llegó la hora de las soleteras!

Yo tenía 14 damas de honor, todas vestidas en paletas de colores rosas, y preparamos un baile sorpresa para los invitados y para el novio. Después de eso vino el ramo con las cintas, donde participaron todas la mujeres del matri, ¡casadas, solteras, viudas y enamoradas! ¡Todas!

Luego vino la parte del novio y los solteros, el novio lanzó una caja de whisky mientras bailaban, saltaban y cantaban con todos sus amigos. ¡Siguió la fiesta a todo dar! ¡Llegó el show de La Máscara! Fue una gran sorpresa para todos, prendieron la fiesta, hicieron un show donde participamos, jugamos al limbo, el trencito, bailaron y les dieron shots de Jager a todos. Salió un rico vagón de papas fritas y pizzas. Una maravilla.

Y finalmente realizamos ¡la murga de la novia! Un carnaval de mujeres donde salimos con espadas led, coronas led, flotadores, carro de supermercado, un tambor ¡una real fiesta! Resumen: ¡Fue el mejor día de nuestras vidas! Lo dimos todo y lo mejor que todos y cada uno de los invitados lo gozaron igual que nosotros. Y me quedo con la frase que nos repitieron una y otra vez: ¡El mejor matrimonio al que he ido!