El matrimonio de Marcelo y Jose en Temuco, Cautín

La crónica de nuestro matrimonio

Y así fue como llegó el gran día. Después de seis meses intensos, meses llenos de ideas, de sueños, de risas y de algunos días de estrés llegó el 25 de abril, el momento más importante de nuestras vidas. Allí estaba yo despertando a las 10 de la mañana con una sensación extraña, llena de emociones difíciles de explicar y fui una novia muy adelantada. Había decidido peinarme con mi peluquera de siempre y luego del maquillaje me iría al hotel. Así fue, llegué 40 minutos antes a peluquería y maquillaje y una hora antes de lo previsto ya estaba en el hotel, así es que me sobró muchísimo tiempo para vestirme y esperar, y esperar que me avisaran que todo estaba listo para mi llegada.

A las 6:20 llegué a la Iglesia y desde ahí mi felicidad y mi emoción empezaron a aumentar en escalada, que alegría inexplicable al ver la cara de mi novio de emoción, ese momento es único en la vida, estoy segura, y por lo mismo espero atesorarlo en mi corazón cada día. La ceremonia estuvo bellísima, que ganas de poder contarles cada detalle, nosotros con mi esposo escribimos nuestros votos y él como sorpresa me cantó una canción preciosa, no se imaginan lo que es llorar de emoción sin votar ninguna lágrima. Antes muerta que arruinar mi maquillaje, eso decía yo. Puedo resumir que la ceremonia solo fue el inicio de una noche maravillosa. Luego la cena, con cada detalle como lo habíamos soñado, la decoración estilo campestre romántico se veía preciosa con luces en tonos rosado, igual que las flores silvestres en los centros de mesa con gerberas en los tonos, la torta era increíble. Daba pena partirla de lo bella que estaba y los amigos, la fiesta, cada una de las personas especiales estuvo allí, cada momento de esa noche memorable, cada abrazo sentido con cada palabra hermosa y todo conjugaba en esa noche mágica para ser el inicio de una vida maravillosa.