El matrimonio de Mario y Yanitza en Peñalolén, Santiago

La crónica de nuestro matrimonio

Ufff... fueron tantas las emociones ese día. Más de un año y medio preparándonos para esto. Pasando rabias y alegrías, estrés y entretención...hasta que el gran momento llegó.

Mi día comenzó muy movido, haciendome las uñas, la henna, maquillaje y peinado. No había tiempo de ponerse nerviosa. Llegó el momento de ponerse el vestido maravilloso que hizo mi tía querida, se me apretó un poco la guata pero estaba demasiado feliz. Además que llegó mi ramo, el cual no tenía idea como sería porque lo dejé en manos de mi madre y la verdad es que casi lloro de la emoción, un ramo jamás visto y sus colores eran hermosos.

Llegó el auto, me subí junto a mi padre y comenzamos a andar, fue en el momento que comenzaron a tocar las bocinas y a gritarme que entraron los nervios a mil, se me apretó la guata pero fue una sensación rica.

Al llegar a la iglesia comencé a ver a toda la gente que estaba invitada, comenzamos a caminar con mi padre y mis ojos se llenaron de lágrimas, casi me da un ataque de llanto, pero allí esta él mi padre quien sostenia mi mano y me decia "tranquilita, respira" y fue asi como llegamos al altar y entregó mi mano, la mano de su amada hija al hombre que tenia en frente, a quien decidí decirle "sí" para toda la vida. Desde ese momento en adelante todo fue maravilloso, disfruté cada minuto, cada segundo de la ceremonía y uff y para qué hablar despúes de la fiesta.