El matrimonio de Mauricio y Rebeca en Valparaíso, Valparaíso

La crónica de nuestro matrimonio

Ese hermoso día, me levanté temprano para ir a buscar el ramo a Quillota, ya que fue un regalo de parte de un amigo muy querido. Con ramo en mano, me devolví a Valparaíso a la casa de mis suegros a almorzar, donde estaba mi novio, su familia y mi madre. Con los nervios, con suerte pude comer un poco de ensalada jajaja. Posterior al almuerzo, con mi madre tomamos el ramo, la maleta con mi vestido, mis zapatos y mis cosas para arreglarme y nos fuimos al hotel donde me iba a preparar para el gran momento, además ahí pasaríamos nuestra noche de bodas. Desde que llegó la peinadora todo pasó demasiado rápido, apenas terminó de hacerme el peinado, una muy buena amiga me maquilló y mientras estaba terminando, me estaban llamando porque había llegado la oficiante. Ahí ya me empezaron a comer los nervios porque aún no me había puesto ni el vestido, que además era con corset, así que había que tomarse su tiempo. Nuevamente, mi amiga hermosa después que me maquilló me ayudó a ponerme el vestido con su madre, porque la mía se puso demasiado nerviosa jajaja. Bajamos de la habitación y ahí me esperaba mi padre con mi tía, nos sacamos un par de fotitos y salimos. Como el hotel donde nos quedamos da hacia un mirador, varios turistas me sacaron fotos y me felicitaron jajaja, eso fue muy emocionante. Ahí, otro buen amigo, nos esperaba en su hermosa joyita para llevarnos al teatro por fin. Al llegar pude respirar tranquila por fin, porque sabía que me habían esperado y ya podíamos seguir adelante con lo que habíamos planeado... además, fue hermoso ver la cara que ponían todos mis amigos y familiares. Avanzando lentamente del brazo de mi padre, logré ver como me esperaba mi novio, que se veía tan bello, tan galante. Ahí se me volvió a apretar la guatita jajaja, el momento que tanto había soñado ya había llegado. La ceremonia que planeamos salió tal cual como quisimos, primero fue por el civil y luego hicimos algo más personalizado con la ayuda del animador y algunos familiares. Posterior a eso fuimos en el auto de nuestro amigo a tomarnos fotos en un mirador cerca del local, las cuales quedaron fantásticas. Justo cuando nos íbamos, nos encontramos con otro matrimonio que venía a tomarse fotos jajaja, así que aprovechamos de sacarnos una en conjunto y desearnos lo mejor. Luego volvimos al teatro, mi marido hizo un brindis y comenzó el cóctel. Entremedio de eso nos sacamos fotos con los invitados en el balcón del local y después subimos para seguir con la cena. Al estar todos sentados, tocamos un par de piezas en violín que alcanzamos a preparar y luego fue mi turno para agradecerle a todos por la asistencia y dar comienzo a la cena. Casi al término de ésta, mi mejor amigo aprovechó el piano que está en el teatro y nos regaló una bella improvisación, así como también una amiga muy querida pidió el micrófono y nos deleitó con una hermosa canción de Vicente Fernández. Tras finalizar el postre, entregamos los recuerditos y posteriormente el animador nos llevó al primer piso del local, allí bailamos el Vals, tanto nosotros como con nuestros familiares y amigos que quisieron acompañarnos y luego se dio inicio a la fiesta. Transcurrida una hora aproximadamente, el animador hizo una dinámica bien entretenida para lanzar la cajita en el caso del novio y cortar las cintas en mi caso, además, aprovechamos de entregarle números a todas las mujeres, pues, al final de dichas dinámicas, sorteamos una gift card para utilizar en un salón de belleza. Luego de eso, siguió la fiesta, nos sacamos la fotito cortando la torta y ahí se fueron el animador y el fotógrafo, mientras que la fiesta duró hasta las 2:30 am aproximadamente. Lo mejor de todo fue que para devolvernos al hotel, lo hicimos caminando jajaja, la gente en la calle nos aplaudía y nos felicitaba. No podía ser de otra manera, pues siempre hemos sido amantes de los cerros de Valparaíso y esas calles las recorrimos una infinidad de veces desde que empezamos a salir, nos comprometimos... y ahora, ¡recién casados! Debo admitir que ese día desde que dimos el "sí, acepto", coincidimos con mi marido en que todo pasó muy muy rápido. Pusimos mucho cariño y esfuerzo para lograrlo, pero pasó en un abrir y cerrar de ojos. Lo bueno, es que las cosas salieron aún mejor que como las soñamos, nosotros quedamos felices y nuestros invitados también.