El matrimonio de Nicolás y Karli en Santiago, Santiago
Elegantes Verano Morado 7 profesionales
N&K
07 Feb, 2015La crónica de nuestro matrimonio
Siempre soñé con hacer esto. Pues bien, mi 7 de febrero empezó a las 5 am porque no podía creer que fuera 7 de febrero. El día más esperado había llegado y quería disfrutarlo al máximo. Me bañé y me senté a mirar el colapso que había en mi casa. Estaba mi mamá mi hermana y una tía corriendo para todos lados, riendo de la nada, peleando por todo hasta que me digné a hablar y pedí un té. Me llegaron 3 tés porque ninguna estaba pendiente de la otra, les pedí que se sentaran y me escucharan. No quería verlas correr, ni gritar porque me ponían nerviosas, era temprano y solo había que hacer una cosa (armar los adornos de la iglesia). Pues bien, aclarado esto, nos pusimos a armarlos y en 1 hora los teníamos listos, empezaron a bañarse, llegó la estilista y mi guatita se apretó para no volver a soltarse. Me hizo las uñas, a mi mamá y hermana también, en eso me mandaron a almorzar y cuando volví me sentí un poco somnolienta, así que dormí un poco de siesta (10 minutos). Desperté y era tiempo de alistarse, nervios, nervios, nervios empezó Nelly a peinarme, maquillarme y pestañas, cremas, lociones y ouch parezco novia. Así me había imaginado, estaba hermosa, y mis ojos se llenaron de lágrimas pero no derramé ni una sola.
Seguir leyendo »En eso llegó el fotógrafo, empezaron a sacarle fotos a los zapatos, velo, vestido, anillos, recuerditos, ramo y todo eso, se veía todo tan lindo.
Mientras ponían linda a mamá y hermana, el camarógrafo me hacía hablar algunas palabras que no me salían, me emocioné de nuevo. Llegó el momento de vestirme ya todas estaban listas, y me vi, vestida de novia, arregladísima, preciosa, y no pude sino pensar en el hombre que me dio la vida que pena me dio, darme cuenta, que solo él se lo perdía. Y cayó mi primera lágrima. Recordé que no valía mi pena, y luego de un segundo me rendí a los pies del fotógrafo y disfrute cada foto, posé, se me ocurrían caras, movimientos, etc. Llegó mi tío (quien me acompañaría en la primera entrada de la iglesia), y se emocionó tanto, que me hizo llorar a mí también (pero esta vez de orgullo), mis pajes estaban listos y hermosos, la limusina había llegado y las vecinas de la casa de mi mamá me esperaban afuera pidiendo sacarme fotos. Me sentí cual artista de cine. Me subí al auto, mi tío y mamá le pidieron a dios y a mi abuela que desde el cielo hicieran que todo resultara bien, y recordar que mi Juana María no estaría conmigo hizo caer mi tercera lágrima. El viaje fue cortito pero intenso, mis pajecitos haciéndome reír y mi mamá sacándose selfies con mi tío, muy chistoso.
Llegamos a la iglesia, vi mucha gente afuera, me abrieron la puerta y recordé que tenía que esperar que todos entraran. Tíos y primos filmando, sacando fotos y llegó el momento de bajar. Eso fue lo máximo. Pisar, con mis hermosos zapatos, sentir como caía el vestido, ver miles de ojos sobre mí indescriptible.
Me arreglaron el vestido, una vez perfectamente estirado, del brazo de mi tío que tiritaba por primera vez, empecé a caminar sin notar que mis pajes no iban delante mío sino atrás pisándome el velo, impidiéndome caminar. Fue chistoso, aunque incomodo, les pedí que lo dejaran y entonces caminé entre mis amigos y familiares que lloraban casi en su mayoría, pero no vi a nadie. Solo quería saludarlos a todos, pero el vestido pesaba, y caminaba lentito disfrutando esas miradas. A la mitad dela iglesia, mi mamá me esperaba, me apretó fuerte la mano y caminamos juntas hacia Nicolás (que no lo lograba ver pues fotógrafo y camarógrafo me tapaban), llegamos, lo vi, y mi mamá le dice, te entrego la mitad de mi vida, cuídala. Nicolás asintió con la cabeza, y cuando tomó mi mano, me dijo: Te ves preciosa y yo respondí que él también.Empezó la ceremonia, besamos nuestras argollas, y en algún momento dejé el ramo en el asiento y lo olvidé por completo, hasta que llegó mi ahijado a pasármelo.
Una vez declarados marido y mujer (porque reconozco haber estado tan nerviosa que no recuerdo ni una sola palabra del cura), nos besamos, nos giramos y sentimos el aplauso de nuestra gente, fotos con padres y padrinos, fotos entre los dos, llegamos a la puerta de la iglesia, y lentejuelas por mil, hermosas, brillantes, todos lanzaban, me encantó ese momento, Nico me miraba, me besaba, yo reía, solo disfrutaba.
Nos subimos a la limusina, y salimos por el techo, saludamos a la gente, todos nos tomaban fotos, fue hermoso. Luego fuimos al Parque Bicentenario por nuestra sesión y aunque no pudimos bajar al pasto, disfrutamos la sesión y nos rendimos de amor. Es que se veía tan guapo, y yo tan linda.
Por ultimo llegamos al centro de eventos y la emoción contenida no me dejó continuar, Nicolás habló (eso que es tímido) y cuando me tocó a mí, ni una sola palabra salió de mi boca, solo lagrima, millones de lágrimas y empezaron los abrazo y yo lloraba y lloraba hasta que me retaron. Ya no llores más que es tu día. Me sequé las lágrimas y comenzó la sesión de fotos con la familia más cercana que al final se colaron casi todos, muchas fotos, flash, ordenados, desordenados y pasamos a las mesas.
Hice salud (gestualmente) con cada una de las mesas, y mi plato que no llegó, fue reemplazo por algo que no alcancé a probar pues tocaban las fotos por mesas. En ese recorrido, escuchar que la comida estaba deliciosa, demasiado elegante, muy rico, etc, me hizo respirar tan aliviada.
Se había creado un video sorpresa por parte de mis damas de honor, el cual no resultó, por error de formato, mi hermana se puso a llorar y el problema no se solucionaba no se solucionaba, tuvo que pararse el novio y tampoco resultó, hasta que me paré yo, le hablé firme al DJ y Nicolás pudo arreglar el problema. Me acerqué a mi hermana, le expliqué que no había sido problema de ella, que ahora estaba solucionado y que muchas gracias porque estaba precioso, que no llorara porque ese día era para pasarlo bien (y dejó de llorar).
Posteriormente, aunque no lo recuerdo muy bien, vino el vals de los novios, bailamos nuestra canción “Creo en ti” (y no olvidamos la coreografía, que era mi miedo más grande), luego el vals con tíos y se apagaron las luces y empezó se fue la luz en todo el barrio y un grito de la gente sorprendida, nosotros bailando, linternas, aplausos, genial. El baile que habíamos preparado con mis primos y amigos resultó fabuloso, todos coordinados, disfrutados y la gente feliz de la sorpresa. Finalizamos el baile, y empieza el bailoteo sin programar con la canción Juana María de los Vásquez (es la canción que le dedicamos a mi abuela) y todas llorando bailando, dedicándole todo a mi abuela.
Luego, el ramo, los dijes, la liga, el whisky momentos chistosos, increíbles que resultaron mejor de lo que creíamos, se ganaron las cosas personas que queríamos, etc.
La torta, maravillosa, se acerca mi garzona y me dice: Jamás había visto una torta tan hermosa y yo que ni la había visto, quedé anonadada. La partimos, probamos, exquisita. Y nos llaman a un costado, para decirnos que venía carnaval ¿qué carnaval?? No teníamos idea, entramos con el cotillón puesto, música carnaval y se armó la grande. Todos gritando sorprendidos, corriendo por cotillón, todos bailando, tocando cornetas con gorros, el photocall, todos querían sacarse fotos, bailamos. Increíble.
Lo disfruté a concho, hubo un momento, temprano a mi gusto, en que se fue la gran mayoría de la gente (100 personas) quedamos 50 personas, las 50 personas más cercanas a nosotros, nuestra familia más apañadora, los primos más cercanos y la fiesta cambió de color, nosotros nos liberamos, y empezamos realmente a disfrutar, bailamos como locos, reímos, tomamos, y a las 5 am es hora de dormir. En el centro de eventos le entregaron todo lo que quedó a mi mamá, pasteles del buffet de postre, las flores de la decoración, la torta, etc, nos despedimos de nuestra gente, y nos vinimos a nuestra casita.
Nicolás tiene lumbago crónico, pero igual así me tomó en brazo a la bajada del auto y logró caminar 7 pasos conmigo en brazos, 7 pasos, un 7 de febrero, en la casa 77.
Mi matrimonio fue soñado, aunque a la vuelta me enteré de varios detalles que no habían sido programados, pero también de innumerables comentarios de lo elegante que había sido, de lo hermosa que me veía, de todos los recuerdos que se llevaban, agradecidos de haberlos invitados, de lo rica que estaba la cena, de lo hermoso de la torta, de las sorpresas, de los detalles, etc.
Mi matrimonio tuvo detalles, chascarros, cosas buenas y malas, pero fue el mejor día de toda mi vida, hasta lo que he vivido ahora.
Agradezco de corazón a la gente de la comunidad, que me mandaron buenos deseos, ideas, abrazos y saludos de contención. Lo mejor de todo este proceso fue haberlo compartido y vivido con ustedes. Gracias totales.
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