El matrimonio de Pablo y Cecilia en Quintero, Valparaíso

La crónica de nuestro matrimonio

¡Ese día fue completamente de ensueño! ¡Un perfecto día de verano! Despertamos muy temprano y nos fuimos con mis papás a Mantagua para comenzar con los preparativos. Llegó la maquilladora, ¡y comenzamos! Estaba lista mucho antes de la hora. Estaba muy nerviosa, arreglé a mis niñas que serían mis pajes, se veían hermosas, cada una con sus tocados que me hizo Marilyn Raggio. Nos estaba esperando un tractor que nos llevaría desde el lobby hasta la playa. Íbamos todos muy nerviosos, mi papá se veía muy emocionado, ¡y yo también!

¡Fue un día de verano perfecto! Rico sol, sin viento, nada de frío. Una bella ceremonia civil y bendición de argollas. Una sobrina de mi novio, ahora mi marido, junto con un increíble violinista se encargaron de darle el toque musical a toda la ceremonia. La emoción no cabía en nosotros. ¡El novio feliz me esperaba en el altar! Luego, un lindo cóctel en la playa, música perfecta, y todos los bebestibles y la comida exquisita. Lo pasamos increíble allá.

¡La ambientación en la playa fue maravillosa! Realmente, la realidad superó todas nuestras expectativas. La cena estuvo exquisita, ¡y hasta temblor tuvimos! Todo bien. Luego disfrutamos de una excelente fiesta. ¡Y de repente termino! ¡Qué rápido se pasó! Bailamos sin parar, pero me faltó tiempo para disfrutar mi bello vestido y bailar con mi novio. Realmente, le doy las gracias a cada uno de los proveedores que fueron parte de nuestro matrimonio, ya que fue lejos lo más lindo que he visto e hicieron realidad un sueño.