El matrimonio de Pablo y Paula en Queilén, Chiloé

La crónica de nuestro matrimonio

Era difícil planificar un matrimonio al sur de la Isla, para tantos invitados. Hubo que trasladar muchas cosas para que todo resultara (carpa de eventos, banquetería, y mucho más), pero fue un día maravilloso, cargado de lindas sorpresas de parte de familiares y amigos.

Llegué a la iglesia en un carruaje (sorpresa de mi padre), me fui acompañada de mis sobrinos y primos pequeños. Mi padre me esperaba en el lugar. En la iglesia se vivieron momentos muy emotivos, mis anillos los entregó mi abuelita materna (la única abuelita que nos queda por ambos lados y la cuál es muy importante para nosotros). En ambas familias hay personas que cantan por lo que armaron un grupo y se escuchaba maravilloso.

Mi salida fue especial, hicieron una especie de guardia entre nuestros sobrinos y primos que nos tiraron burbujas, luego seguían los amigos que se fueron al chancho con el confeti ja, ja, ja, muy muy entretenido.

En el lugar del evento nos estaban esperando todos nuestros invitados, se armó un buen grupo, éramos una sola familia. Todos compartieron y disfrutaron al máximo (la fiesta terminó hasta las 9 de la mañana).