El matrimonio de Pato y Paty en Antofagasta, Antofagasta
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14 Abr, 2018La crónica de nuestro matrimonio
Los días previos fueron de locos. Fuimos complejizando lo que inicialmente sería una ceremonia en casa a un evento íntimo pero con estilo. Quisimos entregar detalles hechos por nosotros, lo que nos tuvo hasta el mismo viernes en la noche ajetreados. Para ya el sábado dedicarnos solo a cada uno de nosotros. El último beso de solteros lo dimos a medio día, cuando nos separamos para hacer nuestras cosas.
Hablaré por mí. Todo comenzó a las 13:30 cuando me fui al hotel. Disfruté del último momento a solas que tendría (como soltera), almorcé con vista al mar y coordiné las últimas entregas. A las 15:00 llegó a la habitación mi maquilladora, quien arregló mis pestañas e inventó una fórmula nueva para mí. Luego llegó mi vestido, que quedó colgado estratégicamente para nuestras fotos. Mis padres acudieron al hotel para ayudarme y acompañarme, luego mi hermana mayor quien tenía la cara llena de risa. El videógrafo y camarógrafo se hicieron presentes y finalmente llegó el ramo. En realidad, los ramos, el de novia, el de solteras y el de reconocimiento a mi amiga Carla, que se lució ayudándome en cada momento de esta locura que es organizar un matrimonio. Ya todo dispuesto, videógrafo, madre y hermana, cuñado y sobrino se fueron a las ruinas de Huanchaca y yo me quedé con mi padre y fotógrafo. Él, muy dispuesto a ayudarnos en todo.
Seguir leyendo »Llegamos un poco atrasados y con él hicimos la bajada desde uno de los sectores altos del museo mientras todos nos miraban de abajo y esperaban ansiosos, escucha los murmullos y percibía la energía linda que rondaba en el lugar. Para la entrada, el maestro de ceremonia nos anunció y sonó de fondo nuestro tema elegido, la intro de una morenada nortina, suave y mágica hasta llegar bailando al altar junto a mi padre del brazo. Contentos todos. La oficial, una mujer muy linda que nos habló del significado de nuestro hito, quien nos casó y dio el vamos a ese beso de marido y mujer. Luego, una de mis mejores amigas de la infancia, nos bendijo con la ceremonia simbólica de las arenas.
De ahí la salida gloriosa entre pétalos de rosas, abrazos cariñosos y fotografías con las ruinas de fondo. Sesión de fotos mágica, solos los novios y con los invitados, más abrazos, cóctel, brindis, cena y baile. Bailamos toda la noche. Y aunque típico que ocurren imprevistos y situaciones que intentan opacar el brillo de ese gran día, no dejamos de alucinar con lo que hoy queda en el recuerdo bello, del día en que ocurre todo lo que estuviste meses programando. Hoy recibo los elogios y los cariños de la gente. Es muy lindo sentirse así. Estamos felices, ahora pensando en nuestra luna de miel.
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