El matrimonio de Patricio y Emilia en Renca, Santiago

Cuando entramos a la iglesia con mi padre ya eran las 6.30, puedo decir que nunca escuche la marcha nupcial, fue una ceremonia rápida claro que el momento en que cantaron el ave María los niños fue largo.

Al ir en camino a la fiesta con mi marido ya algunos nervios habían pasado, pero el tiempo no nos acompañaba mucho ya que estaba lloviznando, dimos una vuelta más larga de lo planeado ya que no todos los invitados estaban listos. Una anécdota es que mi sobrino que fue nuestro paje no aguantó las ganas de hacer pipí y tuvimos que parar para que hiciera en un árbol.

A eso de las 8 de la tarde estábamos llegando al Rancho de Huechuraba para empezar lo que se sería la fiesta, cuando bailamos el vals, fue un momento muy incómodo sinceramente, es raro ver que todos observan cada paso que das, lo bueno fue que pasó súper rápido.

La comida estuvo muy rica y la fiesta entretenida el animador que contratamos fue un éxito ya que bailo y entretuvo a todos.

A eso de la 1 de la mañana sacamos la liga tiramos el ramo, fue muy entretenido nos reímos mucho, sin duda alguna ese vestido de novia me dio otra personalidad porque me ponía a bailar enfrente de todos como si nada y me hizo sentir una princesa. Cuando el cotillón llegó más aun ya que era chistoso ver a las personas con estos accesorios entretenidos. Todo fue un éxito.

A las 3:15 de la mañana nos retiramos a nuestra noche de bodas, cada momento tanto feliz como estresante jamás olvidare y cuando veo las fotos vuelvo a vivir ese día en que fuimos los reyes de la noche el día más feliz de mi vida.