El matrimonio de Pedro y Carolina en Coihaique, Coihaique

La crónica de nuestro matrimonio

Y llegó el día por fin. Ambos estábamos muy nerviosos, durante la mañana anduvimos corriendo con los últimos detalles de la fiesta y tratando de ubicar a la señora que debía abrir la Iglesia donde me casaba, señora que nunca encontré, pero le dije a mi marido no te preocupes, si ellos saben y tendrán la Iglesia lista para las 7. Almorzamos juntos y yo me fui a vestir a la casa de mi papá, llegó la niña que me peinó y arregló a mi hija, ya eran las 7 y me llama mi marido y me dice: "La iglesia está cerrada" mi reacción, ¿qué? No lo podía creer, finalmente el cura que nos casó realizó unas llamadas y tuvimos que irnos a la Catedral, la que estaba hasta con alfombra roja para mi entrada, pobre mi esposo tuvo que correr con todos los invitados a la Catedral, gracias a Dios tenemos muy buenos amigos y esta ciudad es chica.

Llegó la hora, entro a la Iglesia con mi papá muy emocionada y nerviosísima, sentía que la cara se me partía en dos por la tremenda sonrisa y ahí estaba él, esperándome, sus ojos brillaban, no sé si más que los míos, la ceremonia fue hermosa, el cura como nos conocía de hace tiempo contó parte de nuestra historia y cerramos nuestro votos con un para siempre. Luego pasamos a la fiesta, donde estuvo todo muy lindo, con nuestras familias y amigos más cercanos. No quisimos bailar el vals, hicimos una coreografía de una bachata que nos salió muy bien, ya que por los nervios se nos olvidaron algunos pasos, pero nadie se dio cuenta.