El matrimonio de Ricardo y Belén en Chillán, Ñuble
Modernos Verano 9 profesionales
R&B
18 Ene, 2020La crónica de nuestro matrimonio
¿Cómo fue el día de nuestro matrimonio? ¡inolvidable! Creo que sólo aquellos que se han casado pueden compartir la mezcla de emociones que se viven ese día, donde se materializan meses de preparación, donde tienes a toda la gente que quieres reunida y feliz por ti y donde eres la estrella de la noche.
Preparamos todo con tiempo, creo que eso fue muy importante para poder disfrutar ese día de principio a fin y aunque, como todos, tuvimos algunos problemas de último momento, nada puede opacar la felicidad que sentimos ese día y lo bien que lo pasamos.
El 18 de enero partió temprano en la casa de la novia, empezó el día repasando el planchado del vestido y con la diseñadora del vestido de la madrina en la casa, ajustando los últimos detalles. Luego llegaron las maquilladoras: una que se encargaría de mi mamá y de mí y otra que arreglaría a mis hermanas. Entre música, risa y una que otra champañita nos peinaron, nos maquillaron y nos hicieron sentir hermosas.
Se acercaba la hora... el novio ya estaba en el hotel, con su mamá y el amigo que los iba a llevar a la Iglesia. Llegaban los mensajes de las amigas tirando buena vibra para que todo saliera perfecto y las redes sociales empezaban a mostrar las fotos que subían los invitados preparándose para nuestro gran día.
Seguir leyendo »Mi suegro pasó a buscar a mi mamá para que se fueran juntos a recibir a los invitados, eso significaba que en alrededor de una hora yo estaría cumpliendo una de las cosas que más soñé en la vida, entrar al altar del brazo de mi primer amor, mi papá.
Llegó el momento del vestido y aunque me lo había probado muchísimas veces, nunca me sentí tan linda como en ese momento... peinada, maquillada, con todos los accesorios y con mis maravillosos y comodísimos zapatos, realmente me veía radiante.
Salieron mis hermanas a la iglesia y unos minutitos después mi papá y yo en un desacapotable rojo, nos creíamos la muerte. Los dos estábamos nerviosos y emocionados (soy la hija mayor y la primera que se casó) así que tratamos de no ponernos muy sentimentales en la conversación para no llegar llorando.
5:30 en punto y con las campanadas de la Catedral de Chillán iba yo, blanca y radiante con mi papá camino al altar (fuimos muy puntuales porque el curita dijo que si no era así no nos casaba ja, ja, ja) ¡Qué emocionante es esa caminata! donde ves tantas caras de familia y amigos perplejos viendo como entras. Algunos lloraban, otros sacaban fotos, algunos sonreían y otros no estaban ja, ja, ja (como la novia fue puntual llegó mucha gente tarde). Y ahí, esperándome, estaba mi amor, y aunque él al contrario mío no es muy sentimental, se le cayeron unas lagrimitas.
Empezó la misa. Fue una ceremonia corta, entretenida pero con un mensaje bien potente sobre lo que significa el matrimonio. Muchos invitados que ni siquiera son creyentes me comentaron que les encantó el enfoque y en realidad todo fue gracias al curita que se dedicó a conocernos unas semanas antes del matrimonio y entendió perfecto nuestro estilo y escogió las palabras precisas. Otra cosa que le dio un toque especial a nuestra misa fue que el coro era una familia amiga que se preparó con mucho cariño para cantarnos ese día.
Y ya estaba hecho, éramos marido y mujer ante Dios y como testigo estaba toda la gente a la queremos. Entre aplausos, fotos y gritos salimos de la iglesia y nos fuimos camino al Centro de eventos. ¡Llegaba la hora de celebrar! En el camino la gente nos aplaudía y otros autos tocaban las bocinas o se detenían a desearnos una vida feliz.
Hubo 38ºC en Chillán ese día, uno de los fin de semanas más calurosos del verano (si no el más), pero eso no fue impedimento para que lo diéramos todo. Habíamos hecho unos abanicos personalizados que ayudaron bastante con el calor y bueno uno que otro bebestible que también hizo la suyo. El cóctel fue rico y contundente, duro un par de horas, pero los novios no probamos casi nada; todos querían fotos o felicitarnos así que para nosotros esas horas se fueron en un abrir y cerrar de ojos.
Pasamos a la cena la que se hizo en una carpa la que estaba maravillosamente decorada, es que Mauro tiene el don para leerte y poder hacer realidad todas esas ideas que tienes en la mente.
Quedaba sólo el último desafío antes de relajarse por completo: el vals. Habíamos preparado un baile con la familia, pero nunca habíamos podido ensayar todos juntos, así que había nervios, pero finalmente salió perfecto y fue uno de los puntos altos de la noche.
Fin del vals y empieza la fiesta y qué fiesta. Nuestros amigos y familia todavía lo comentan, es que la animación y DJ que Christian escogió para nuestro evento calzaron perfecto con el perfil de nuestros invitados, por lo que la pista no se vació en toda la noche. Otro acierto fue el haber contratado la batucada, que prendió aún más la fiesta y el haber tenido hawaianas para que las mujeres se sacaran los tacos y pudieran bailar toda la noche.
Ya han pasado 4 meses y todavía no puedo superarlo ja, ja, ja, es que revivirlo en mi mente me causa las mismas emociones que sentí ese día.
Como consejo, si pueden, cásense. Es verdad que se gasta plata que se podría usar en otras cosas, pero es una experiencia que se vive sólo una vez en la vida y que queda en el recuerdo para siempre.
Servicios y Profesionales del Matrimonio de Ricardo y Belén
Otros Proveedores
Otros matrimonios en Ñuble
Ver todas
Inspírate con estos matrimonios
Deja tu comentario