El matrimonio de Ricardo y Marcela en La Unión, Ranco

Yo había buscado una peluquera y maquilladora para que vaya a la casa y una semana antes me dijo que no podía, le habían detectado tendinitis, así que buscando nuevamente, al final las personas que encontré atendían en su salón y no iban a domicilio, así que gran parte del día sábado estuve en la peluquería y maquilladora. Mi ramo lo quería de flores naturales, me lo entregaron a las 19:00 porque como hacía calor ellos lo tenían en ambiente frío para que las flores no se marchiten, la boda en la iglesia era a las 20:15 y al ramo se le iban cayendo las flores desde que salí de la casa... Solo me duró hasta el cóctel... Y la verdad que no fue barato.

Por otro lado, mi amiga que me ayudaría a vestir, llegó ese mismo día de Puerto Mont, donde estaba de vacaciones, y tuvo que buscar una peluquería para ella, porque mi peluquera solo me atendería a mí ese día, el punto que a mi amiga no le gustó su peinado así que se lo desarmó y se fue donde una persona cerca de la casa donde yo estaba para vestirme y no llegaba, así que empecé sola a vestirme, la pobre llegó al rato toda cansada y transpirada... Pero bella...

Y para qué decir que mi chofer era mi primo, pero también vive en Santiago y hace mucho rato que no visitaba La Unión... Llegó ese día de Valdivia, donde también andaba de vacaciones, y no lograba encontrar la dirección donde estaba, yo ya estaba decidida a llegar manejando... ¿Se imaginan? Me encontraba vestida y mi amiga afinando sus últimos detalles, esperando al chófer, mis familiares de la casa ya se estaban yendo a la iglesia y al fin llegó mi primo, igual todo transpirado, así que sin más nos subimos al auto y nos fuimos...

Al llegar a la iglesia nos pidieron que diéramos una vuelta más a la plaza que queda justo al frente por que aún no estaba listo... Mi hijo me llevó al altar, se veía apuesto y él me decía que estaba hermosa... Nuestros pajes, unos sobrinos adorables, lo hicieron super bien... Fue la gota de ternura de la boda, totalmente adorables...

Yo no estaba muy nerviosa, pero siempre con ese hormigueo en el estómago, más aun esperando que no se me olvidara ninguna de las palabras que tenía que decir en el altar... Fue todo mágico. El padre super joven realizó una misa entretenida y las canciones que se eligieron para la ceremonia (Te quiero y el Ave María) totalmente inolvidables, ese fue el regalo de una cuñada...

Ricardo me contó que cuando me vio entrar a la iglesia casi se le caen las lágrimas, pero respiró hondo y logró contenerse... Que estaba hermosa. La noche se nos hizo corta... Encontramos que todo pasó muy rápido pero lo vivimos y disfrutamos a concho... Lo que vivimos fue inolvidable y maravilloso. Estuvimos todo el mes de febrero en el sur y ahora ya retomando nuestras vidas en Santiago.