El matrimonio de Sebastián y Beatriz en Los Ángeles, Bío-Bío
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S&B
07 Feb, 2015La crónica de nuestro matrimonio
Para nosotros, el día de nuestro matrimonio fue algo que soñábamos con mucha antelación. Queríamos que fuera algo familiar, lleno de unidad y amor entre nuestras familias. Y así fue, desde los preparativos hasta el gran día.
Nos organizamos para que todos tuvieran un rol. La mamá de Seba y su familia, con la decoración; mi familia y el papá de Seba, con la comida; todos se movieron y eso hizo que se sintiera una atmósfera de mucho compañerismo. ¡Fue increíble!
El día de nuestra boda la quisimos realizar en el Colegio Médico de Los Ángeles. Un lugar muy lindo. Ese día comenzó desde muy temprano. La banquetera trabajaba, nuestras familias se movían con el transporte, los centros de mesa, la decoración del salón, de la ceremonia, la iluminación, las compras que salen en último momento, etc. ¡Todos los papás, hermanos, tías, tíos, primos y amigos! Cada uno tenía un rol. Y sentir todo ese amor nos llenó el corazón. Además de sentir que tenemos una gran deuda con ellos, nos sentimos bendecidos por tantos cariños.
Seguir leyendo »¡Fue un día de correr y correr hasta el último momento, pero la emoción que se siente es impagable!
¡Hasta que llegó la hora! Después de algún tiempo de retraso, por las inevitables sorpresas que transcurren ese día, llegó el último grupo de invitados y pudimos comenzar.
Decidimos entrar del brazo de nuestros padres hasta el lugar de la ceremonia, donde nos vimos y entramos juntos al altar. ¡Qué cantidad de emociones! ¡Nuestros corazones se iban a salir de la alegría! Ver a nuestra gente reunida allí, en ese lugar tan especial que habíamos escogido, entre los árboles rodeados de naturaleza y con la canción que había marcado el inicio de nuestra relación: «Nadundearé», de Nicole Bunout. Era muy nuestro.
Y comenzó la ceremonia que habíamos organizado con nuestros amigos, que serían nuestros maestros de ceremonia —un matrimonio muy lindo que nos había apoyado en los comienzos de nuestra relación—. Ellos explicaron cómo se realizan los matrimonios en la Fe bahá'í, que es nuestra religión, para luego pasar a las oraciones que hicieron la mamá de Seba, mi papá y para terminar una cantada por un matrimonio amigo. Ese momento fue muy emotivo y especial, escogieron oraciones muy lindas. Luego nuestros maestros de ceremonia explicaron un poco sobre nuestra religión, pasamos a repetir la frase «En verdad, todos acataremos la voluntad de Dios» y nos colocamos nuestros anillos, que, con mucho amor, mi marido había hecho a mano.
¡Y listo, casados! Luego pasamos a la parte administrativa y las toneladas de besos y buenos deseos que nos daban nuestros seres queridos.
Luego, mientras ellos iban al cóqtel y dejaban sus huellas en nuestro árbol de los recuerdos, nosotros fuimos a sacarnos fotos para el recuerdo por todo el lugar, que es maravilloso: lleno de árboles, muy de nuestro gusto.
Fuimos al salón, compartimos un poco, nos sacamos fotos en el rincón floral, que habíamos planificado y había sido decorado por la familia de Seba. ¡Quedó precioso!
¡Y pasamos a la cena! Brindamos con un jarabe persa de agua de rosa, algunos dijeron algunas palabras y nosotros dimos agradecimiento a nuestras familias por su apoyo y por el ejemplo que nos han dado para que ahora nosotros pudiéramos formar nuestra propia familia.
Nuestra mesa familiar fue vertical en el centro y detrás de nosotros se disponía una mandala tejida que habíamos hecho con Seba. Escogimos el color azul para los manteles y listones verdes para las paredes de la carpa. Los centros de mesa eran flores —fueron trece flores diferentes—. Cada mesa tenía el nombre de una flor con su respectiva flor, además de una pecera con flores y velas. Todo preparado por la familia de Seba, con mucho arte y amor.
La cena estuvo compuesta de un milhojas de papas con carne al jugo, surtido de ensaladas y de postre frutillas con crema. Cuando terminamos de comer, fuimos a entregar los recuerditos a nuestros invitados que correspondían a mandalas tejidas pequeñitas hechas con mucho cariño para cada uno de ellos. Cuando terminamos, mi suegra, con nuestro querido Pato, su marido, nos llamaron al salón para una sorpresa.
¡Fue muy emocionante, habían preparado un show sorpresa para nosotros! Comenzó con la animación de Luis, pareja de la tía de Seba; luego la mamá de Seba con su marido cantaron «El privilegio de amar», de Mijares; Pedro, uno de los hermanos, cantó «Magic» de Coldplay y «All of me», de John Legend; luego la familia Pineida Villalobos, primos y tío de Seba, que forman una banda, cantaron «Creo en ti», de Reik, «Kiss me», de Cranberries y «Nada valgo sin tu amor», de Juanes. Los Peña Villalobos hicieron una «Destreza huasa» y, para terminar, los hermanos, primos y un amigo de Seba bailaron «YMCA» de Village People. ¡Nos mataron! ¡Fue increíble, no teníamos palabras para agradecer todo el gran esfuerzo y despliegue que plasmaron para crear este gran show de talentos tan hermoso!
Luego vino el corte de la torta, había dos sabores: torta amor y torta tucafé. La primera era de milhojas, crema y frambuesa. La segunda, de pequeños panqueques con vainilla, chocolate y manjar. Muy ricas ambas.
Nuestro baile de los novios fue con la canción «All you need is love», de los Beatles, cantada por unos amigos. En aquel baile comenzamos bailando nosotros dos y, luego, Seba bailó con su mamá y yo, con mi papá.
¡Así comenzó la fiesta! Con cotillón y cumbia, se tiró el ramo dos veces y dos amigas lo agarraron. Y, antes de irnos, con Seba teníamos preparado un baile flamenco, en el que Seba tocaba la guitarra y yo bailaba.
El auto lo habían decorado nuestros amigos. ¡Fue una sorpresa para nosotros! Fue muy lindo, estaba decorado con flores en las puertas y en la parte de adelante.
Y así fue como terminó nuestra linda boda, felices y con muchas emociones que guardamos para el resto de nuestras vidas.
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