El matrimonio de Sthepan y Carla en Temuco, Cautín

A las 16.30 comenzaron a peinarme, vestirme y maquillarme, llegó el fotógrafo y el camarógrafo demasiado amoroso, muy profesional y entre ellos y la peluquera y maquilladora me relajaron. Por otro lado, mis amigas me enviaban mensajes divertidos que lograron bajar mi nivel de stress. Mi mamá no llegaba. Llegó mi hermana mayor y mi sobrinita, tomamos un par de fotografías y al fin llegó mi mamá y mi hermana, terminaron de arreglarse, terminaron mi maquillaje y ellas se fueron a la Iglesia. Quedé con mi papá y empezó el nerviosismo. Puntual llegó el auto que nos trasladó, y por cada calle que pasábamos nos tocaban la bocina éramos como las estrellas de cine de Avenida Alemania.

Llegué a la Iglesia y había mucha gente afuera (no invitados), cuando logré ordenar un poco mis pensamientos, me tomé del brazo de mi papá y comenzamos a caminar. La Catedral estaba hermosísima, con mucha gente, flores y las niñas que cantaron eran demasiado geniales. Casi me pongo a llorar de la emoción, hasta que lo vi hermoso junto al altar, impecablemente vestido y muy guapo, no vi a nadie más sólo lo miré a él que me miraba con una carita de felicidad y asombro. Estaba tan nervioso que sólo me recibió y no saludo a mi papá, así es que mi papá le dio un abrazo, la misa fue preciosa, emocionante, las canciones divinas. Luego vino la sesión de fotografías, maravillosa y finalmente la recepción. Genial todo tal cual como esperábamos, y por supuesto valió la pena las noches largas confeccionando nuestra decoración y todos los pequeños detalles. Definitivamente fue la mejor noche de mi vida, junto a mi amor y a todas las personas que queríamos. Estoy demasiado feliz, aquí agrego algunas fotitos.