El matrimonio de Tristan y Rocío en Temuco, Cautín

La crónica de nuestro matrimonio

Después de estar organizando y planificando por un año, nos casamos en la fecha que habíamos elegido, en el lugar que soñamos... Todos se nos dio perfectamente, salvo tres parejas de invitados, la gente más cercana nos acompañó, algunos viajando un par de horas, otros de Santiago a Temuco, y parte de la familia del novio desde el Reino Unido.

Fue un matrimonio pequeño (42 invitados, más 4 niños), tranquilo, relajado, sin pomposidades, muy conversado, reído y bailado.

Después de la ceremonia (hermosa, tuvimos que improvisar votos, pero fue lo mejor, nos salió breve pero del corazón) tuvimos un coctel en el jardín, y pudimos conversar y compartir con nuestros amigos y familia. Luego seguimos con una cena tan deliciosa como llenadora, donde pudimos rotarnos entre las mesas y seguimos conversando.

Nuestro pequeño incluso tuvo un espacio para poder cantar un par de canciones, y se sintió completo, con el aplauso sincero y afectuoso de su público.

Luego bailamos, se hizo una especie de show improvisado entre el ramo para mujeres y la botella de whisky para los hombres, en el que seguimos con el mismo ambiente relajado que habíamos sentido desde el principio, y que es sinceramente lo que buscabamos desde que empezamos a soñar con casarnos.