El matrimonio de Vanessa y José Manuel en Rancagua, Cachapoal
De noche Invierno Morado 3 profesionales
V&J
05 Sep, 2015La crónica de nuestro matrimonio
Después de un poco más de un mes casada, tengo tiempo para contarles acerca del día de nuestro matrimonio.
Cabe mencionar que la semana antes de casarme regaloné a mis padres como jamás lo había hecho antes, después de años, volví a dormir con ellos esa última semana y fue lo más exquisito del mundo.
Con mi marido, en ese entonces novio, no habíamos vivíamos nunca juntos, ni jamás habíamos salido de viaje, así que todo lo vivido después de casarnos fue la primera vivencia en compañía de este hombre que me esperó 5 años para poder tener una vida unidos.
Ese día fue hermoso, bastante movido por cierto. Me levanté tipo 9 de la mañana, tuve que hacer algunos pequeños trámites. Mis papás tuvieron que salir a comprar algunas cosas que habían quedado en el tintero, así que me tocó hacer el aseo, luego mi mamá con mi hermana tenían peluquería, así que me tocó hacer el almuerzo. Pero bueno, mi matrimonio era a las 19:30 así que tenía todo el tiempo del mundo. A las 17:00 llegó mi maquilladora y peluquera. Después de 1 hora y media ya estaba vestida, peinada y maquillada. Luego llegó la fotógrafa, en eso bajo al primer piso y me encuentro frente a frente con mi padre. Me miró y me dijo con los ojos brillantes "estás hermosa, preciosa hija" y yo conteniendo las lágrimas para no llorar y arruinar el maquillaje (a todo esto ya había llorado bastante en mi matrimonio civil que fue una semana antes).
Seguir leyendo »Luego de las fotos en mi casa antes de salir, con mi papá estábamos haciendo la hora para esperar el auto que nos vendría a buscar, mi madre estaba junto a nosotros, con su carita triste, estuvo hasta el final con nosotros y se fue un poco antes de que llegara el auto. En ese trayecto de la casa al centro de eventos, traté de pensar en cosas lindas. No quería llorar, quería sonreír, me iba a casar con el hombre que yo elegí y que amo con mi vida, pero igual a mi mente se venía el pensar que ese día saldría de casa, que ya no dependería de mis padres, que yo haría otra familia, y que me iría a vivir con mi amado a otra ciudad. La verdad es que ese viaje se me hizo eterno, le tomaba la mano a mi papá y estaba helado. Cuando llegamos al centro de eventos, mi hermana comenzó a cantar la canción que le había pedido que sonara cuando mi padre me entregara. Fue muy emotivo ese momento, muchas caras mirándonos, y en el altar, mi amado esperándome con cara de nervioso y ansioso, al lado de él sus padres tomándole la mano y al otro lado mi madre con su carita de tristeza aún (mi mamá no lloró ni demostró nada durante los preparativos de mi matri, y obviamente eso le pasó la cuenta, por lo que ese día le llegaron todas las emociones).
Cuando mi padre me entregó, abrazó al Jose por mucho rato y al final escuché que le dijo: "sólo ámala, ámala mucho". Y ahí se me cayeron un par de lágrimas, después me dio un besito a mí y se fue a sentar junto a mi madre. Luego vino la ceremonia del pastor de nuestra iglesia, palabras muy hermosas y emotivas, nos hicieron dirigirnos a nuestros padres y después ellos a nosotros. Todo fue hermoso y lleno de emociones a full. Luego el pastor bendijo nuestra unión y salimos victoriosos tomados de la mano y recibiendo rosas. Obvio, todo eso después del famoso "puede besar a su esposa".
Luego lo que recuerdo fue el sacarnos mil fotos, recibir abrazos y besos por montones, luego disfrutar de una rica cena, postres y por supuesto el bailoteo. Hubo un drama ahí que se quemó la caja y tuvieron que cambiarla por otra, estuvimos como 20 min sin sonido en pleno baile. Luego vino la torta y esta no venía con la cantidad de dijes que habíamos pedimos, así que se descartó llamar a las solteras o si no muchas quedarían con cuello. Pero bueno son cosas que pasan.
Ahora estoy viviendo feliz en compañía de mi amado esposo, aún me parece mentira que estamos casados, pero bueno, es genial sentir esa magia. Y obviamente un fin de semana vamos a ver a mis padres y el otro a los suyos.
Me queda agradecer a Dios por darme los padres que tengo, por mi esposo, por los padres de él, por nuestros amigos y hermanos en Cristo. Realmente nos sentidos amados y bendecidos, sin lugar a dudas que cuando colocas a Dios en primer lugar y es el Señor de tu vida, todo viene por añadidura. Gracias amado Jesús por las vivencias que nos permites vivir, ahora quiero seguir sirviéndote, pero en compañía de mi esposo.
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